El petitorio elaborado por los trabajadores y socializado por el cuerpo de delegados revela negativamente el respeto que esta empresa tiene por su personal, desde el dispenser de agua sin las condiciones de higiene mínimas, hasta la falta de escobas y trapos de piso para realizar las tareas de aseo diarias. No se capacita al personal. No se respeta las jornadas legales de trabajo. A este se le suma un sistemático ataque a las mujeres que en situación de embarazo sufren descuentos arbitrarios e ilegales en uso de sus licencias. Eso no es todo. El abuso de autoridad es la puerta de acceso para que el personal jerárquico aplique un trato desigual hacia los trabajadores, lo que inevitablemente tiene como consecuencia la fragmentación del colectivo, un elemento esencial para que una vez divididos se implementen -como Cencosud lo viene haciendo- los contratos basura de 80 y 96 horas semanales que a veces se amplían a 120 horas por 90 días, para luego volver a su estado anterior una “avivada” que busca evitar que se convierta en un derecho adquirido al mantenerse en esas condiciones por un tiempo determinado. No les entregan ropa de trabajo reglamentaria, ni las categorías propias del convenio, como tampoco les abonan el plus nocturno equivalente a 8 minutos por cada hora trabajada entre las 21 a las 6 de la mañana y si bien el artículo 60 del convenio colectivo establece que el personal que cumple funciones de cajero/a, debe ser provisto en todo momento del cambio necesario y que debiera disponer de asientos con respaldo, que tendrá el tiempo que requiera para sus necesidades fisiológicas, estos derechos también son vulnerados constantemente. Otra de las situaciones que señala el extenso petitorio entregado a la empresa y al Ministerio de Trabajo refiere al pésimo estado de las herramientas, como las uñas manuales, los elevadores eléctricos, la cierra sin fin, cortadora de fiambres que debido a su mal estado ocasionan accidentes y enfermedades productos del trabajo siendo recurrentes las tendinitis, hernias y lumbalgias. Estas dolencias son un verdadero flagelo en el comercio y los servicios de Argentina y aunque forma parte del nuevo listado de enfermedades profesionales que entró en vigencia en enero de este año, rara vez los trabajadores pueden acceder a los derechos que las leyes tienen previsto en estos casos, debido a la violencia psicológica que de manera sistemática se aplica sobre ellos. Esta política de descarte consiste en ejercer maltrato, presión, hostigamiento en todo momento sobre el trabajador enfermo, por ejemplo cuando se presentan a los servicios médicos que funcionan en las empresas, estos violentando cualquier juramento hipocrático actúan en connivencia con las empresas para ocasionarles un agotamiento mental, stress psicológico o un quiebre en la autoestima hasta manipularlos a la renuncia inducida.
El convenio colectivo de trabajo que engloba a los empleados de Jumbo Pilar es el 130/75. A excepción del personal de limpieza y vigilancia, estos grupos, aunque históricamente estaban en el mismo convenio, como consecuencia de las tercerizaciones, han sido marginados a otros convenios donde los salarios y las condiciones son aún más desfavorables. Esa es la situación en este establecimiento donde Juan Torres y Gabriel Fernández son delegados en la órbita del Sindicato de Comercio de San Martín con ámbito de actuación en el distrito de Pilar. Comercio y Servicios manifestó su apoyo a los reclamos y puso a disposición de todos los trabajadores de Jumbo Pilar las herramientas legales y gremiales para ejercer el derecho a un empleo decente, que su empleador no les está respetando.
Prensa: Comercio y Servicios FeTIA-CTA - www.empleadosdecomercio.org.ar
