Queremos dirigirnos a nuestros compatriotas a raíz de los hechos que se han desatado a partir de la denuncia realizada por el Fiscal Nisman, y su posterior fallecimiento.

Ante todo, la Convocatoria Económica y Social por la Argentina quiere manifestar su profundo pesar por la muerte del Fiscal y hacer llegar las condolencias a su familia.

Exigimos el total esclarecimiento de este trágico hecho, evitando todo entorpecimiento de la investigación por cualquier factor ajeno a la causa.

Pero el dolor no debe impedirnos reflexionar sobre lo ocurrido en estas últimas semanas.

El doctor Nisman fue protagonista, voluntario o involuntario, de una maniobra política de vastos alcances. Sin contar con fundamentos jurídicos ni pruebas que lo avalaran, lanzó una gravísima acusación contra la Presidenta de la Nación, el Canciller y un Diputado de la Nación.

Sin embargo, a partir del triste episodio, desde ciertos “laboratorios” del poder concentrado decidieron montar una campaña de desestabilización y crispación social, aprovechando la perplejidad que nos produjo a todos el dramático hecho. Sin prueba alguna, se sumó a la “denuncia” del fiscal la sospecha, promovida desde poderosos medios de comunicación, sobre la complicidad del gobierno nacional en su muerte. La campaña política montada mostró su verdadera cara cuando se llevó la escalada al absurdo de pedir la destitución presidencial.

Argentinos: ese es el verdadero objetivo al que nos quieren conducir. Están buscando la interrupción del período de gobierno establecido por la Constitución Nacional. Ante su impotencia electoral los sectores corporativos, las mafias y los grupos conservadores enquistados en el poder judicial, buscan vías golpistas para revertir lo que no han podido lograr en las urnas y temen no poder lograr en las elecciones de este año.

La causa por la voladura de la AMIA, ocurrida hace casi 21 años, fue sometida a encubrimientos y dilaciones por varios integrantes del poder judicial que hoy intentan sacar miserables réditos políticos del escándalo promovido en las últimas semanas. Sectores autoritarios han decidido utilizar partidariamente la justicia penal para hostigar al gobierno democrático, amparándose en las acusaciones sin pruebas que se lanzan desde los medios que ellos mismos controlan.

No es sólo en Argentina donde los actores más retrógrados buscan usar a “jueces amigos” para revertir su falta de legitimidad. En Brasil, a pocas semanas de un claro triunfo electoral, la Presidenta Dilma Rouseff es amenazada con el “impeachment”. Es una de las formas que encuentran las minorías para manipular las instituciones y así burlar la soberanía popular manifestada en las urnas. En Venezuela a parte del permanente acoso económico que se manifiesta en el desabastecimiento y el sabotaje, estos grupos no han dudado en promover lisa y llanamente un alzamiento militar, desde ya condenado al fracaso. En toda nuestra América se está sintiendo con fuerza la presión del imperio, que busca socavar a los gobiernos populares, porque no acepta en su pretendido “patio trasero” países independientes y soberanos.

Los argentinos tenemos que entender que nos están tratando de manipular para lograr objetivos que se encuentran en las antípodas de nuestros intereses. Sin pruebas ni fundamentos, pero con un bombardeo mediático que satura e impide la reflexión, nos quieren alinear detrás de quienes, huérfanos de votos y de respaldo popular, buscan implementar un proyecto de país que llevará a un profundo deterioro de nuestras condiciones de vida y de las posibilidades de progreso futuro.

No aceptamos que intenten enfrentar nuestras demandas de verdad y justicia en el caso AMIA y en el caso Nisman, con los logros sociales obtenidos, la convivencia democrática y la posibilidad de un futuro mejor para nuestros jóvenes. Estos derechos no están separados, están juntos.

Rechacemos la demagogia de los incompetentes que trabaron las investigaciones en el caso AMIA y en otros casos irresueltos por el poder judicial. Rechacemos a los sectores antidemocráticos que pretenden bastardear el legítimo reclamo de justicia instrumentándolo para atacar y desconocer el mandato popular avalado por nuestra Constitución Nacional.

Defendamos una democracia con conquistas sociales, mejoras en el bienestar de las mayorías, y mayor independencia y soberanía nacional.

Desde la Convocatoria Económica y Social por la Argentina queremos alertar una vez más que esta batalla no es una simple pulseada entre las grandes corporaciones y el gobierno, todos los argentinos debemos involucrarnos decididamente para evitar una nueva frustración del proceso democrático vigente. Tomemos el ejemplo de aquellos integrantes del poder judicial que con dignidad y valentía enarbolan los principios de una justicia verdaderamente independiente al servicio de la verdad y la defensa de las instituciones; tomemos el ejemplo de los familiares y amigos de las víctimas del trágico atentado a la AMIA que se niegan sistemáticamente a ser cómplices de la impunidad y el encubrimiento que pretenden instalar desde los grandes centros del poder concentrado.

A lo largo del 2014 hemos comprobado que con la acción decidida, unida y organizada de nuestro pueblo pudimos frustrar los diversos intentos de desestabilización que promovieron desde dentro y fuera de nuestro país quienes pretenden someternos a viejas y nuevas políticas de coloniaje.

La fuga de capitales, la presión sobre el tipo de cambio, la especulación y el aumento desmedido sin justificación alguna de los productos de consumo masivo, las amenazas de saqueos, el caos promovido desde ciertos eslabones de la fuerza de seguridad, el ataque de los buitres con las complicidad de los caranchos de adentros se han estrellado contra la firmeza y coherencia de nuestro gobierno y el decidido acompañamiento popular.

La experiencia del 2014 nos demuestra que debatiendo de cara a la sociedad pudimos derrotar estos embates reaccionarios.

Convocamos a las argentinas y los argentinos a estar alertas y movilizados ante las maniobras desestabilizadoras de los enemigos de afuera y adentro de la Patria a defender los derechos y conquistas que se han logrado en estos últimos años y a proteger la democracia que tanto nos costó recuperar y sostener.

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