Una joven nacida en un centro clandestino de detención relató que Von Wernich le reclamó a sus abuelos plata y ropa para la supuesta salida del país de su madre. En tanto, afirmó que el ex capellán sabe lo que pasó y dónde esta el cuerpo. Antes, un testigo contó que un cura lo visitaba en su celda cuando estaba “encapuchado”.

María Mercedes Molina Galarza, quien nació en cautiverio y fue bautizada por el cura Christian Von Wernich, afirmó que el cura sabe lo que pasó con su madre, Liliana Galarza y donde está su cuerpo. La testigo es también querellante y está representada por los doctores Marta Vedio, de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos de La Plata y Marcelo Ponce Núñez, de la CTA provincia de Buenos Ares.

La mujer, de 30 años, se refirió así al destino de los denominados "grupo de los 7", jóvenes secuestrados que gozaban de un régimen más flexible de cautiverio y a quienes les habían prometido sacarlos del país.

"Von Wernich reconoce que acompañó a los siete (hasta su supuesta salida del país). Yo sé que sabe cuál fue el destino final del grupo pero sin embargo hoy en día sigue sin decirnos qué pasó con ellos. El sabe dónde están sus cuerpos y esto para nosotros es muy duro", puntualizó Molina Galarza.

La mujer nació estando su madre, Liliana Galarza, cautiva en la Brigada de Investigaciones de La Plata y fue bautizada por el cura Cristian Von Wernich.

Maria Mercedes relató que fue bautizada, en julio de 1977, por Von Wernich según consta en el certificado de bautismo y que los padrinos fueron Magdalena Mainer y Luis Vides, alias “el lobo”, comisario de la patota de Ramón Camps.

Además agregó que “la persona que mediaba en la relación entre mi mamá y mis abuelos era el cura Von Wernich. Mis abuelos se entrevistaron varias veces con él y en unos de esos encuentros el cura les dijo que ella no estaba tan convencida de su fe, o sea que su misión no era religiosa, sino obtener información”

Por último dijo que “mi familia juntó dos valijas de ropa y todo el dinero que pudo, a pedido del cura, y la entregó en la Brigada de Investigaciones, pero nunca supimos cual había sido el destino de eso”.

Por otra parte, el testigo Ricardo Molina, pareja de la desaparecida Liliana Galarza y padre de Maria de las Mercedes, relató que durante su cautiverio "un sacerdote lo visitó en su celda y le ofreció medallitas de la Virgen de Luján", aunque no pudo reconocerlo por "estar encapuchado". Además explicó que “estábamos encadenados a nuestros camastros, encapuchados y se presentó una persona que tenía sotana y zapatos negros redondos que se paraba en la punta de nuestros camastros".

Molina, era militante de la Juventud Trabajadora Peronista y delgado sindical en la fábrica Kaiser Alumino. Fue secuestrado el 14 de abril de 1977 en La Plata y conducido a los viejos talleres de Radio Provincia, donde funcionaba por entonces el centro clandestino de detención conocido como “La Cacha”.

Allí fue torturado e interrogado: “Les interesaba sobre todo la búsqueda de militantes sindicales en las industrias, en las fábricas, los cuales eran según ellos subversivos enemigos de la patria”, señaló al Tribunal Federal Nº 1.

El dirigente sindical explicó que lo llevaron a ver a Liliana diciéndole que había nacido su hija. Años después supo que fue en la Brigada de Investigaciones de La Plata. “Me iban a demostrar que ellos no asesinaban a la gente”. En la celda había una cuna precaria y ella tenía la bebé en brazos. Le sacaron la capucha y hablaron alrededor de diez minutos, con las manos atadas.

Los dueños de las empresas “entregaban” los nombres de trabajadores y los dirigentes sindicales para que se los llevaran secuestrados. “El principal responsable fue Martínez de Hoz” concluyó Molina.

Padre e hija, al término de su exposición, fueron aplaudidos por el público asistente, entre los que estaban Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, representantes de organizaciones sociales y de derechos humanos y estudiantes universitarios.

Carlos Martín Galarza, hermano de Liliana, recordó que con su padre había venido a la ciudad de La Plata para buscar a su hermana, tenían pocos datos sobre ella. De la primera entrevista no recuerda nada, de la segunda supo que fue en una sede gremial y el último lugar donde acudieron a buscar una respuesta fue en la Curia, ya que ellos se consideraban una familia fuertemente católica y cristiana.

Durante ese tercer encuentro, en la Curia, un sacerdote les dijo que “nosotros no podemos hacer nada por ustedes pero si tienen alguna noticia va a ser a través de ella”. Luego señaló que “supimos de Liliana a mediados del 77. Mi madre viajó y volvió con optimismo pensando que la situación se iba a resolver”

“La última vez que cayeron a casa vinieron con una bebé” explicó; Martín Galarza, quien señalo que “el hecho de que fuera un cura quien intermediaba, en una familia fuertemente católica, nos daba mucha confianza”.

El cura se mostraba como organizador de la logística para sacar del país a los secuestrados y eso nos daba confianza. Y agrego que “no sé cuántas veces vieron mis padres a Liliana, pero con el cura sé que sí, se vieron varias veces. Él mostraba la imagen de que todo estaba bien y eso nos daba más esperanzas”.

La querella de la APDH y la CTA pidió al tribunal que se lo cite a Carlos Martín Galarza y que el arzobispado de Mendoza remita los trámites referidos al acta de bautismo realizado en la ciudad de La Plata.

Bombardearon la casa donde se encontraba la hija de Rodolfo Walsh

La vivienda de la familia Mainer, habitada por Lucy Gomez de Mainer y sus hijos Maricel, Juan Cristóbal y María de los Milagros, fue bombardeada en un amplio operativo del ejercito argentino. En su interior se encontraba Victoria Walsh, hija del periodista Rodolfo Walsh, y otros dirigentes montoneros. Dos de ellos se tirotearon con los militares, pero al verse rodeados decidieron suicidarse.

El saldo del enfrentamiento fue de varios muertos, los dirigentes suicidados, la casa destruida y con el secuestro de los Mainer, con excepción de María de los Milagros que cuando ocurrió todo estaba en la escuela. A raíz de lo ocurrido fue expulsada de la escuela.

Lucy Gomez de Mainer relató al tribunal que “de noche nos hacían simulacros de fusilamiento (en Campo de Mayo) y después hicieron como unos bunker. A mí y a mi hija nos pusieron en uno, a mi hijo y mi yerno en otro. Eran como un nicho. Todavía tengo llagas de la picana”. Un hermano suyo contralmirante intervino y entonces dejaron de torturarla.

Mientras tanto, sus hijos Maria Magdalena y Pablo Joaquín habían sido secuestrados en distintos lugares. Algunos hermanos y tíos pudieron visitarlos en la Brigada de Investigaciones de La Plata; no así su madre, que continuaba presa en la Cárcel de Devoto.

Luego explicó que “mi hija, mi hermana y una tía que vivía en La Plata tuvieron noticias de Magdalena. Todos creían que los chicos se iban al exterior. Mi hermana Stella Maris les dio plata a Maria Magdalena y a Pablo para que se fueran. Incluso están los boletos, que los vi en un diario, evidentemente no se fueron nada”.

De los diálogos que sus hijos mantuvieron con otros miembros de la familia recuerda que uno de ellos le dijo que “los chicos están muy contentos porque hay un sacerdote que es el confesor. Mi hija fue madrina de una nena, hija de Liliana. Atendió el parto y fue la madrina de esa nena, no sé si ella sabe”.

Según relató, Pablo fue muy torturado y María Magdalena consiguió sacarlo de donde estaba. “Yo les mandé una carta pidiéndoles que fueran personas decentes, que no se olviden de todo lo que les había enseñado. Por dos años creíamos que habían podido salir del país; empezamos a sospechar de a poco.”

Otra vez reconocieron a Von Wernich

A continuación declararon los hermanos Maricel, María de los Milagros y Juan Cristóbal Mainer. Maricel y Juan Cristóbal habían sido detenidos junto a su madre, mientras María se hallaba en la escuela.

Maricel, contó que luego de ser liberada junto a su hermana María de los milagros pudieron visitar a Pablo y María Magdalena. Durante esas visitas pudieron ver a otros secuestrados como “Mono” Moncalvillo, María del Carmen Morettini y Cecilia Idiart, así como Liliana Galarza y su hija.

En una de esas oportunidades María Magdalena les presentó a un sacerdote a quien llamó “mi confesor y asesor espiritual”. Maricel manifestó tener un recuerdo vago de la persona, pero María de los Milagros estaba en condiciones de reconocerlo, entonces el Presidente del Tribunal, Dr. Carlos Rozansky ordenó que compareciera el acusado Von Wernich, a pesar de la oposición del defensor Marcelo Peña.

Preguntada la testigo si se trataba de la misma persona, manifestó que sí: “Con absoluta certeza. No tengo ninguna duda”.

El último testigo fue Juan Cristóbal Mainer, quien fue detenido junto a su madre, llevado con ella a Campo de Mayo y luego de pasar por Coordinación Federal y el Penal de Devoto, destinado a la Unidad Penitenciaria Nº 9 de La Plata.

En esa unidad recibió la “visita” de sus hermanos María Magdalena y Pablo, quienes fueron conducidos al lugar por dos personas, una de ellas el apodado “Francés” y la otra un comisario de la policía bonaerense. En la entrevista estuvo presente el director del penal. Allí pudo ver a sus hermanos en una situación de quiebre emocional. Su hermana llevaba una gran cruz y eso llamó su atención porque ella era atea. Al ser consultada por su hermano, ella respondió que una persona que los asistía espiritualmente la había hecho cambiar de opinión. Esa persona era Von Wernich.

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