Osvaldo Papaleo, ex secretario de Prensa del gobierno de Isabel Perón, aseguró que el ex capellán de la Bonaerense los visitaba luego de la sesión de torturas, "muchas veces vestido de sacerdote". Rodolfo Iaccarino, empresario lácteo, describió el saqueo de sus empresas y el periodista español Vicente Romero dijo que Ramón Camps le confió que el sacerdote era su amigo, confesor y colaborador

El primer testigo Osvaldo Papaleo, ex secretario de Prensa de “Isabelita” y militante peronista de aquella época secuestrado y torturado durante la dictadura militar, declaro que el ex capellán policial Christian Von Wernich "venía y andaba con absoluta libertad" por su lugar de detención.

Al declarar en la séptima jornada del juicio que se sigue contra el sacerdote, Papaleo aseguró que después de las torturas que sufría aparecía el cura "muchas veces vestido de sacerdote" y "venía y andaba con absoluta libertad".

También se refirió a su detención y prolongado cautiverio en el centro clandestino de detención “Puesto Vasco”, en el que permaneció durante alrededor de seis meses. En ese contexto, relato que Von Wernich llegaba al centro de detención junto a “la patota” y a Jorge Bergés (médico de la policía bonaerense); ese era el momento de la tortura y las visitas del cura se producían luego de las sesiones. Según el testigo, había como “un cuerpo colegiado de la tortura, cada uno tenía su rol”.
Tanto en el caso de Papaleo como en el de Jacobo Timerman, el cura Von Wernich tenía conocimiento de lo que los detenidos habían dicho durante las sesiones de tortura. Tenían la sensación de que Von Wernich era parte del interrogatorio, aunque con otro estilo.

En ese lugar de cautiverio fue torturado, luego de haber sido interrogado por Bergés acerca de su estado anímico y de salud. Se refirió a otros detenidos en el mismo centro como Enrique Jara, Jacobo Timerman, Eva Gitnacht de Graiver y Enrique Brodsky. Describió la situación de Timerman, quien dormía en un hueco, como una especie de “cucha” y era sometido a permanente maltrato con golpes y alusiones a su condición de judío.

El segundo en declarar fue Rodolfo Iaccarino fue detenido junto a su hermano Carlos Alberto en Santiago del Estero el 4 de noviembre de 1977. Su hermano Alejandro, su padre y su madre fueron simultáneamente detenidos en la ciudad de Buenos Aires.

En el derrotero de su cautiverio los hermanos Iaccarino permanecieron en el centro de detención conocido como COTI Martínez durante más de un mes. Allí las condiciones de detención eran terribles: se escuchaban los gritos de la sala de torturas, vivían hacinados en una celda pequeña ocho personas con un colchón y la alimentación era prácticamente inexistente.

Iaccarino narró también cómo fueron trasladados los hermanos a la Brigada de Investigaciones de Lanús, donde a poco de llegar recibieron la visita del juez Leopoldo Russo junto a su secretaria identificada como Beatriz Aparicio. En ese lugar fueron obligados a firmar una escritura de transferencia de sus bienes, que hasta el día de hoy no han recuperado, entre ellos un campo en Santiago del Estero, un avión y un club de golf en Córdoba.

El último testigo en sentarse a declarar fue el periodista español Vicente Romero, quien en la época de la dictadura se desempañaba como corresponsal en nuestro país del prestigioso diario “El Mundo” de Madrid.

El testigo español, propuesto por la querella unificada del espacio Justicia Ya, fue convocado a raíz de la entrevista que le había hecho a Ramón Camps en los últimos meses de la dictadura.

Según el periodista, el genocida de la policía bonaerense le mostró un informe elaborado por la nunciatura apostólica, remitido al Vaticano, en donde la Junta Militar reconocía los crímenes e informaba que cerca de 1800 personas habían sido enterradas en fosas comunes como NN.

Además indicó que “también se deberían investigar a las empresas participadas por los militares, es decir empresas donde los militares formaban parte del directorio. El caso mas emblemático son las empresas Ford y Mercedes Benz”.

Comentar este artículo