Declaró hoy Nicolasa Zárate de Salamone, madre de Nilda Susana Salamone, después de más de veinte años de haber sido convocada por primera vez al Juicio a las Juntas. Entregó al Tribunal cartas en las que se habla de la actuación del cura represor.

(Córdoba, 25 septiembre 2007).- El Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 1 se constituyó hoy en la ciudad de Córdoba, junto a la Fiscalía y partes querellantes, con el fin de recibir la declaración testimonial de la señora Nicolasa Zárate, madre de Nilda Susana Salamone, quien fuera secuestrada por las fuerzas de la dictadura en el mes de noviembre de 1976 y permaneciera en cautiverio en la sede de la Brigada de Investigaciones de La Plata.

Nilda Susana había escapado de Córdoba preocupada por la persecución sobre los militantes políticos, refugiándose en la ciudad de La Plata. No fue mejor su suerte allí ya que en pocos meses fue secuestrada en aquella ciudad.

La joven pudo comunicarse con su familia, ya que formaba parte de un grupo al que se permitió tener visitas y se le prometió que saldría del país. A partir de enero de 1976 la testigo comenzó a viajar para visitar a su hija y allí conoció al grupo que permanecía recluido con ella, incluyendo a la pequeña María Mercedes Galarza, de quien dijo que nació allí mismo, en la Brigada y que su mamá había tenido problemas en el parto.

En otra visita, a mediados de 1977, aparece la novedad de que los jóvenes podrían viajar fuera del país, promesa que fuera sostenida durante varios meses hasta que en noviembre los familiares fueron informados de que así había sido. Esperaron entonces noticias de sus hijos, pero pasaban los meses y no había ninguna comunicación.

A partir de ese momento comenzaron los esfuerzos de diversos miembros del aparato represivo –entre ellos el cura Von Wernich- por tranquilizar a las familias y obtener su silencio. De esos esfuerzos hablan las cartas que la señora de Salamone entregó hoy al Tribunal y que muestran el intercambio entre las familias de los siete jóvenes desaparecidos.

La testigo relató también que pudo ver a su hija con marcas de torturas, las muñecas lastimadas y la misma ropa con la que había sido secuestrada más de un mes atrás.

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