El ex capellán de la policía pidió testimoniar antes de que declarara Luís Velasco, de quien dijo que pertenecía al Batallón de Inteligencia 601. No quiso responder preguntas, pero pidió permanecer en la sala. Velasco recordó cada pasaje de su cautiverio como si no hubiesen pasado más de 30 años. También testificaron Blanca Rosini y Adriana Archenti

Sorpresivamente el ex capellán de la Policía Bonaerense, Cristian Von Wernich, pidió hacer uso de su derecho a declarar y acusó al testigo Luís Velasco de haber pertenecido a una fuerza de inteligencia, precisamente el batallón 601 y refirió haber recibido esa información del ex jefe policial Miguel Etchecolatz.

El cura procesado sostuvo que Etchecolatz, condenado en tres oportunidades por delitos de lesa humanidad, le informó que Velasco “perteneció al batallón 601 de inteligencia del Ejército argentino" y sostuvo que "en su momento se lo tuvo para que recogiera información de las personas alojadas en distintas comisarías". Luego de que ampliará su declaración no aceptó que se le realizaran preguntas y solicito permanecer presente en el recinto ante la declaración del testigo Velasco.

A su turno, Velasco relató que el ex capellán hacía bromas sobre las secuelas que le había dejado la picana en su cuerpo y condicionaba la supervivencia de los secuestrados a la colaboración con los represores.

“El señor Von Wernich me tocó los pelitos del pecho y empezó a hacer bromas, (me decía) que en la tortura me habían quemado todos los pelitos”, indicó el testigo. También señaló que durante una conversación Néstor Bozzi, otro detenido, “se arrodilló (ante el cura), le tocó la mano y le dijo: ‘Padre yo no quiero morir’ y él le contestó: ‘Hijo mío, la vida de los hombres la decide Dios y tu colaboración’”.

Velasco indicó que durante todo el tiempo que estuvo en cautiverio en la comisaría 5º “el cura jamás le informó a mis padres sobre mi destino. Y cuando salí mis padres me contaron que nunca les dijeron si estaba vivo o muerto siendo que Von Wernich, era pariente de mi tía”.

El testigo además indicó que en los sucesivos encuentros “que fueron varios” al cura le obsesionada el tema de la tortura y en reiteradas oportunidades les dijo: “Ustedes no tiene que odiar cuando son torturados”.

A lo que Velazco le respondió “me gustaría verlo a usted con cinco tipos encima suyo torturándolo a ver si no odia” y el cura replicó “tiene que pagar por lo que le hicieron a la patria”.

Velazco se dirigió al tribunal para solicitarle: “pregúntenle a Von Wernich donde están Gustavo Pérez Monsalve, Marcelino Pérez Roig” Y también reclamo por el paradero de Ana Libertad Baratti, la beba nacida en cautiverio.

La segunda en declarar fue Blanca Rossini quién relató como diez o quince personas armadas invadieron su casa. Luego contó que “siguió una serie de interrogatorios en la Brigada” donde fue golpeada y torturada porque no daba nombres.

También destacó que “no nos dejaban dormir para que escucháramos la tortura de los otros prisioneros. Nos decían acá no tenés que dormir, acá tenés que sufrir”. Además en la Comisaría 5º, contó que “una vuelta vinieron unos oficiales jóvenes nos hicieron poner contra la pared y se llevaron a una ‘¿Esta te gusta?’. Y se llevaron toda la noche Cuando volvió pidió por favor que no le pregunten nada. Estaba destruida”.

Por último, le siguió el turno a Adriana Archenti quien señaló que estuvo todo el tiempo tabicada y con las manos atadas y que si bien nunca mientras estuvo en cautiverio vio ni supo el nombre del ex capellán señaló que “había un cura que era habitué del lugar al que todos los guardia cárceles le tenían respeto y miedo”.

“Lo escuché hablar con un lenguaje eclesial y mesiánico. Hablaba de las posibilidades de salvación, de las posibilidades de colaborar para obtener la salvación. Un discurso religioso absolutamente cínico” sentenció Archenti.

Además la testigo dijo que conoció a Liliana Galarza, que estaba a punto de dar a luz, y efectivamente, en abril arrancó con trabajo de parto. Fue cuando “se la llevaron fuertemente custodiada a un galpón, donde iluminada con las luces de un auto y en condiciones deplorables, nació una beba”.

Poco después, relató Archenti, “Liliana me paró en el pasillo que va al baño y me levantó el tabique para que viera a su beba. La vi y la sentí llorar. Fue terrible. Luego Liliana se descompuso, se llevaron a las dos y nunca más supe de ellas”.

Liliana Galarza vivió unos meses más y su hija, entregada más tarde a sus abuelos, es querellante en este juicio, representada por los abogados de APDH – CTA.

El jueves se llevará adelante la décimo cuarta audiencia, donde están citados a declarar Osvaldo Lovazzano, Alberto Canciani, ambos ex detenidos desaparecidos y Nidia Andreani madre del detenido-desaparecido Jorge Andreani.

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