A veces, cuando el tema viene de tan lejos y tan hondo, antes que evitarlo, darle respuestas filosóficas, es necesario enfrentarlo con acción. Así surgió Ammar, la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina, que lo aborda, se solidariza, trabaja y crece en organización.
“Ojalá que en algún tiempo ninguna compañera tenga que estar parada en una esquina., esperamos que no haya más trabajadoras sexuales, pero lo que no tendría que haber más es explotadores, proxenetas que regentean y policías que coimean” así lo dice, sin vueltas, Susana Martínez, secretaria General de AMMAR- CTA regional La Plata – Ensenada. Miriam, como todos la conocen, es una mujer de esas que se convirtieron en guerreras porque en la vida les tocó pelear.
“Queremos que salga la personería gremial. Con el sindicato podemos mejorar las condiciones para acceder a la salud, educación, vivienda, una jubilación. Mirá, con lo que me sacaron los policías en coimas todos estos años, hoy el Estado me tendría estar pagando una jubilación, porque en definitiva se comportaron como mis patrones” denuncia Miriam.
El trabajo sexual no es delito, según la ley 12.331que rige desde 1936, cuando se ejerce en forma individual o independiente. Es delictiva la conducta de quienes sostengan, administren o regenteen trabajo sexual ajeno. Sin embargo, las trabajadoras sexuales son permanentemente acosadas o detenidas por las ‘fuerzas del orden’ bajo otras figuras que existen en los códigos contravencionales y de faltas. Desde AMMAR aseguran que esas acciones son funcionales a la trata de personas y a la explotación sexual.
La organización
Ammar nació en pleno menemismo. Corría 1994, y las muchachas comenzaron a organizarse contra la corrupción policial y su complicidad en la explotación sexual infantil. En 1995, ingresaron a la Central de Trabajadores de la Argentina. Denunciaron los asesinatos de compañeras en Mar del Plata, Sierra Grande, Córdoba, La Pampa, y el 27 de enero de 2004 asesinaron a Sandra Cabrera, secretaria General de AMMAR Rosario.
Tras un proceso de formación y crecimiento, decidieron ser también Sindicato, la Asociación de Trabajadores Sexuales de Argentina (ATSA-AMMAR) de la CTA. ¿Por qué? Porque se asumen con una identidad común: son trabajadoras sexuales y el Sindicato las agrupa con su identidad de trabajadoras. Sin embargo aún no lograron que el Ministerio de Trabajo les otorgue el reconocimiento gremial.
Son más de 2 mil mujeres afiliadas, pero a través de programas y acciones trabajan con más de 15 mil en todo el país. Tienen sede en 13 provincias, participan en la Red de Trabajador@s Sexuales de Latinoamérica y el Caribe, que actualmente preside Elena Reynaga, secretaria General de AMMAR a nivel nacional.
Construyeron el primer Centro de Salud Integral pensado y administrado por AMMAR – CTA, funciona desde el 2006 en la ciudad de La Plata, depende de la Dirección de Atención Primaria del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires, atiende a mil trabajadoras sexuales por mes y es abierto a todo público. También fundaron una escuela primaria en Córdoba, oficializada por el Ministerio de Educación de esa provincia.
Van por la Provincia
“En La Plata, con el trabajo de AMMAR y de la CTA, se mejoró la situación de las compañeras, sin embargo, en otras jurisdicciones aún se las persigue y se las encarcela. La están pasando muy mal, no saben sus derechos, no controlan su salud, en algunos hospitales son discriminadas” explicó Miriam. “Solo las pares sabemos cuáles son las problemáticas y las necesidades. Ahora estamos yendo a Moreno, en donde hay 500 compañeras que aun no están organizadas. Vamos a hacer la recorrida, ver en qué situación están”.
La organización no existe a nivel provincial, por eso ahora se comenzó con la tarea: “Ya tenemos contacto con compañeras de Moreno, Lanús, Florencio Varela, Mar del Plata, y vamos a empezar a colaborar con la organización de AMMAR en esos distritos y en todos los que haga falta” sentenció la dirigente, y hasta lograrlo no piensan abandonar.
El escenario
Se reconocen como trabajadoras sexuales, aunque muchas quisieran no serlo. La gran mayoría vive en condiciones de marginalidad, según los datos de AMMAR Nacional:
• El 80% se encuentra por debajo de la línea de pobreza
• El 88,7 por ciento carece de cobertura de salud
• EL 95,5 por ciento es el principal sostén económico del hogar
• El 86 por ciento tiene entre 1 y 6 hijos
• El 80,1 por ciento tiene a cargo a sus hijos
• El 62,3 por ciento no terminó la escuela primaria o no comenzó la secundaria
Detrás de escena
¿Y si tuvieras otra opción? “Si me hubiesen dado para elegir hubiera estudiado. Yo no termine la escuela primaria, mi situación cuando empecé a trabajar era muy distinta a la de ahora, era muy piba, y empecé en realidad por falta de un montón de cosas más importantes que el trabajo, a esa edad lo más importante era lo afectivo, y estaba sola”, dice Miriam, que al principio quería ser abogada “pero tengo para ser militante de acá a que me muera. Sin embargo no reniego de lo que hice, de lo que soy hoy, de lo que puedo ser mañana. Lo supe aprovechar, supe conocer gente que me enseño mucho y al haber entrado en AMMAR recuperé muchos valores, mi familia, el saber de la necesidad de otro”.
Y ahora, ¿por qué seguís? Por mis compañeras, por mi militancia, para seguir peleando…
Finalmente, no pisaste la Facultad de abogacía, pero te dedicas a defender derechos.. (risas)…Sí, esto no lo cambio por nada, ni por un amor!! esto es todo lo que necesitaba.
Sandra Cabrera: una NaVidad de entrega
El 10 de mayo del 2003, se publicó en la Página Web www.enredando.org.ar, una entrevista a Sandra Cabrera, allí la dirigente contó una anécdota en relación a la crisis del 2001 que vale la pena rescatar: “Había muchas compañeras que no tenían nada para comer, así que empezamos a gestionar cajas de alimentos y planes laborales’, cuenta Sandra Cabrera, 32 años, sanjuanina pero con varios años en Rosario, con más de una década de trabajadora sexual y referente local de Ammar. El 24 de Diciembre de 2001, la Asociación repartió cajas de alimentos desde las ocho de la mañana hasta las diez de la noche. ‘A las diez y media de la noche mi hija y yo nos quedamos dormidas y cuando me desperté al otro día me preocupé porque no habíamos festejado la Navidad, pero ella (su hija Macarena, de 7 años) me dijo que me quedara tranquila, porque gracias a lo que habíamos hecho el día anterior muchas compañeras habían tenido con qué festejar”.
Luego, el 27 de enero de 2004, cuando se desempeñaba como secretaria General de AMMAR Rosario y luego de varias denuncias sobre abuso policial y desaparición de trabajadoras, la asesinaron. Hoy su crimen continúa impune.