(Por Carlos Saglul para ACTA) El Frigorífico Rioplatense es uno de los mayores del continente. Su dueño, Rodolfo Constantini, sabe tener amigos en cargos públicos que le permitieron recibir millones de pesos en subsidios. Historia de vacas gordas y obreros flacos. Subsidios estatales millonarios, sueldos magros y despidos.

Algo empezó a cambiar en la gigantesca planta de General Pacheco; fue antes de los 80 despidos que desataron el último conflicto. Precisamente esas censarías de los últimos días, que los delegados que dialogaron con ACTA están seguros “no pasarán”, constituyen la violenta reacción de la patronal a un nuevo activismo gremial que inexorablemente comenzó a construir una nueva historia en el gremio de la carne.

El Frigorífico Rioplatense, uno de los más grandes del continente, está ubicado en General Pacheco. Trabajan en sus instalaciones alrededor de un millar de obreros. Cobró notoriedad cuando se supo que el Estado lo había compensado con más de siete millones de pesos con fondos destinados a los establecimientos dedicados al engorde de ganado (feed lots).

Pequeño detalle: el Rioplatense, uno de los mayores exportadores de carnes del país, no se dedica al engorde ni tiene instalaciones para ello. Los únicos que engordan con los fondos públicos son sus propietarios. Carlos Zerrizuela y Cristian Padilla, delegados del personal del Frigorífico recuerdan que “la empresa es auxiliada por el Ministerio de Trabajo que paga 600 pesos de cada salario”, amparados en la crisis por la que supuestamente pasan.

No obstante, despiden gente. Los dirigentes están convencidos que las 78 cesantías que originaron el conflicto ante el cual, casi automáticamente, el Ministerio de Trabajo de la Nación dictó la Conciliación Obligatoria, están relacionados con la creciente organización obrera.

A continuación parte del diálogo mantenido por ACTA con los delegados de los trabajadores de la carne del Frigorífico Rioplantese:

¿Cómo reaccionaron ustedes ante los despidos en la planta?

Lo primero fue parar y salir a cortar la ruta 9 frente a la planta para denunciar lo que estaba pasando. La medida de Ministerio de Trabajo nos da tiempo para planificar como seguimos si la patronal persiste en las cesantías. Vamos a dar la pelea y estamos seguros de que estos despidos no pasarán.

¿Cuáles son las características de la organización de los trabajadores del Rioplatense?

Fuimos elegidos junto a otros compañeros como delegados del Sindicato de la Carne. En el andar, especialmente ante distintos conflictos que se fueron dando, se empezaron a notar algunas diferencias. Nosotros nos manejamos con asambleas, hacemos lo que deciden los compañeros. No creemos que los dirigentes, por más arriba que estén, puedan suplir las decisiones de sus bases. Eso ha pasado, y por eso muchos dirigentes están desacreditados.

¿La empresa tomó nota de estos cambios?

También la patronal notó que nos comportábamos distinto. No nos reconocen tareas gremiales. Nos boicotean con el pago del sueldo. Por los descuentos que nos hacen, hay meses que terminábamos debiéndole a la empresa. Habíamos llegado a un acuerdo en este tema gracias a la presión de las bases, pero ahora volvieron a no pagarnos, desde que empezó este conflicto.

¿Cómo se mide el cambio de conciencia en los compañeros?

En las últimas luchas que, por ejemplo, dieron como resultado un aumento de 400 pesos. El grado de movilización fue histórico. Por más que quisieran los dirigentes de arriba no tenían margen para negociar. Lo que pasa es que la empresa venía interpretando como quiere el convenio y las leyes laborales. Ellos, ante la caída de la producción, están obligados a pagarte el setenta por ciento del salario. El problema es que como siempre “están en crisis”, tu salario real pasa a ser ese. Nadie puede vivir con 300 pesos. Pensamos que después de esta batalla que ganamos el año pasado, se quedaron con la sangre en el ojo, y por eso estos despidos.

¿De qué manera sigue la pelea?

Desde la patronal nos cuestionaban porque nos solidarizábamos con los compañeros de Terrabusi que estaban en conflicto. Si sos solidario, ellos te ven como un agitador profesional. Nosotros creemos que la solidaridad entre los trabajadores y la organización es el único camino. Por eso le pedimos a los delegados de los otros frigoríficos que vengan a rodear el conflicto. Así como nosotros fuimos a Terrabusi, nos han venido a acompañar gente de sindicatos de la CTA, de los frigorificos Runfo, Ecocarsa, Paty, Surmar. Tenemos en claro que sólo la unidad de los trabajadores nos permitirá terminar con estos tiempos de vacas gordas y obreros en la miseria.

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