El secretario general de la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur, Adolfo "Fito" Aguirre, afirmó que en materia comercial la Unión Europea y el Mercosur “no tienen asimetrías sino desigualdades”, y por eso la clase trabajadora se opone a un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre ambos bloques. También planteó que el reciente viraje hacia la derecha de Chile hay que analizarlo “pensando en lo que no hizo la Concertación” en 20 años de gobierno, y criticó, como por si acaso, cualquier intento de reflotar un TLC entre Uruguay y Estados Unidos. “El que se corte sólo pensando que gana, al poco tiempo va a estar perdiendo”, advirtió el secretario de Relaciones Internacionales de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA).

Adolfo Aguirre piensa que el único “dato político útil” que esperan los trabajadores de las elecciones del 3 de octubre en Brasil es un triunfo de Dilma Rousseff (Partido de los Trabajadores), ya que cualquier otro escenario inauguraría una “etapa de repliegue”.

El 8 y el 9 de abril la Coordinadora tendrá una plenaria en Buenos Aires. ¿Qué temas hay en la agenda?

La primera plenaria del año tiene varios objetivos. Por un lado, hacer un balance de la importante Cumbre Sindical que hicimos en Montevideo en diciembre. Queremos debatir por dónde van a pasar las prioridades de ese plan de trabajo, en un año que tiene una serie de situaciones claves, como las elecciones de Brasil, con un sindicalismo brasileño que a partir de junio estará abocado a eso, y tendremos además una Cumbre Sindical en Buenos Aires. Es importante materializar todo lo que aprobamos en Montevideo y organizarnos para cumplir esos objetivos.

Plantearemos una situación que nos preocupa y que se volvió a reactivar, que es el acuerdo de asociación entre la Unión Europea y el Mercosur, por lo que en mayo todo el sindicalismo latinoamericano y caribeño estará en Madrid en la cumbre de ambos bloques, junto a los sindicatos europeos. Tanto José Luis Rodríguez Zapatero que preside la Unión Europea y Cristina Kirchner como presidenta del Mercosur han abierto la posibilidad de volver a debatir un TLC, similares a los que la Unión Europea impulsó con Colombia, Perú y Centroamérica.

Pero el debate en nuestra zona es más complejo, porque el sur de América Latina es la región más industrializada y los debates tienen que ser justos. En materia comercial, decimos que entre la Unión Europea y el Mercosur no hay asimetrías sino desigualdades. La Unión Europea tiene decenas de años, un parlamento funcionando, un formato financiero y una estructura de jefes de Estado que define líneas para varios años. Acá tenemos un parlamento sin incidencia sobre la legislación de los países miembros, los Jefes de Estado aprueban políticas para seis meses y no hay una estructura financiera regional, sino de cada país.

Estaríamos entrando en una negociación para que nos habiliten algunas cuestiones alimentarias, es decir un buen negocio para algunas cámaras empresariales, y seguiríamos sin transferencia de tecnología y manejo de patentes. Eso paralizaría nuestra capacidad de desarrollo en los sectores manufactureros, que son los que generan más empleo. No tenemos problema en debatir las cuestiones políticas, porque tenemos una hermandad infernal con los trabajadores de Europa, y las historias de nuestra región tienen que ver con ese continente, y en el área de cooperación podríamos poner todos los temas sobre la mesa. El problema lo tenemos en el área del comercio, y no veo que se pueda destrabar fácilmente. Una cosa es que comiencen las negociaciones y otra diferente es que se pretenda firmar un TLC sin planteos consultivos con los trabajadores.

¿Qué otros aspectos se discutirán en la reunión plenaria?

También analizaremos los principales emergentes políticos de todos los países para que no sea una coordinación en abstracto, sino a partir de los temas prioritarios para la clase trabajadora en cada central. Esto tiene un eje de solidaridad que sirve para medir los procesos de integración, y en eso partimos de un piso muy alto porque todos tenemos claro que las pelean no se dan solos y que las experiencias concretas se pueden transmitir y compartir. Otro debate es cómo preparamos la Coordinadora para esta etapa, pensando que quien conduce es la política y no lo que pensamos hace cinco años, para una dinámica que no es la que estamos viviendo. Hay que debatir cómo preparamos una herramienta para que intervenga de la mejor manera, en una etapa concreta de este ciclo político.

Otro tema es preparar la acción, en base al plan de trabajo aprobado en la Cumbre de diciembre, estableciendo las fechas de todas las actividades que vamos a realizar de acá a fin de año. La agenda internacional está recargada y es bueno que marquemos fechas prioritarias. Compartiremos además cuál será nuestra posición en las instancias del Mercosur, como el parlamento o las cumbres, y afinaremos más por dónde tiene que ir nuestra política de alianza. Solos podemos defender algunas cosas pero hay que proponer otras temáticas en base a lo que discutimos en Montevideo.

Mencionaste la importancia de las elecciones de octubre en Brasil. Además de las implicancias lógicas para los trabajadores brasileños, ¿Qué significaría para los sindicatos del Sur una derrota del Partido de los Trabajadores?

La elección de Brasil la va a mirar el mundo, por lo que significa su economía y por su peso como actor global. En este aspecto entran en juego las alianzas, es decir a quiénes les interesa la continuidad de lo realizado por Lula y a quiénes les interesa frenar esa experiencia. Para la región esta instancia es estratégica, y no sólo para el Cono Sur sino para toda América Latina, porque es la primera vez que tenemos dentro del diseño financiero, económico y político mundial a alguien que negocia desde una perspectiva del latinoamericanismo, la pelea por las igualdades y los derechos de la clase trabajadora.

Para nosotros en este ciclo no hay otro dato político útil que no sea el triunfo de Dilma Rousseff en Brasil. El otro dato político sería ingresar en una etapa de repliegue, que nos impediría, y esto más allá de los debates y contradicciones, seguir intentando trabajar no lo posible, sino lo necesario. Lo necesario es un poco más complejo que lo posible, y para trabajar lo necesario hay que contar con un aliado en la región como el PT gobernante en Brasil.

La experiencia de Lula es vital para tener un representante del bloque en el escenario mundial, y me refiero como Mercosur, Unasur o toda América Latina y el Caribe. Es el actor que puede hablar con China, India, Estados Unidos o Unión Europa, entonces lo que pase en octubre no es un dato menor para países como los nuestros, donde algunos todavía están viendo cómo armar un Estado, caso Paraguay; otros están trabajando un nivel de consagración de derechos que son deudas históricas como Bolivia, y otros como Argentina con una burguesía muy débil, que puede ser rica pero no interviene en una construcción estratégica de producción y trabajo. Brasil es una garantía en ese sentido, y pensando en los próximos diez años es un dato fundamental el rol que pueda jugar en las conversaciones internacionales para configurar un nuevo orden global.

Es por todo eso que los trabajadores tenemos que hacer todo lo que esté a nuestro alcance para acompañar un triunfo de la continuidad, por el bien de la región.

¿Cuál es tu opinión sobre el viraje de Chile hacia la derecha?

Ahí creo que se juntan las cuestiones que no se hicieron con echarle la culpa a Sebastián Piñera (el nuevo presidente, del derechista Renovación Nacional). Primero analizaría qué no se hizo en 20 años de concertación para después hablar de Piñera. Porque al revés sería una análisis descomprometido y simplista, para meterle a la gente el miedo a la gente que la derecha es un cuco, cuando en realidad hay que debatir que con la derecha legítimamente participa en la democracia que nosotros supimos construir, cuando ellos gestaban golpes.

Las reglas de juego hoy son esas, no es la insurgencia ni la lucha armada, y en todo caso iría para atrás, y pensaría el tiempo perdido en los 20 años de Concertación, que no consagró derechos que serían fundamentales. No quiero ver al enemigo más grande de lo que es, porque estos tipos son vivos y como tienen un plan a largo plazo quizás concedan cosas que la Concertación por temor no otorgó. Hubiese preferido, obviamente, un triunfo de la Concertación, pero no para mantener la lentitud que caracterizó sus mandatos, porque los trabajadores chilenos no tuvieron avances en materia de legislación laboral, a pesar de que era un gobierno supuestamente amigo. Y ahora tendrán que remontar y reconfigurar un nuevo esquema sindical, porque enfrente van a tener un negociador.

Aunque no hay confirmaciones por parte de José Mujica, debido a algunas declaraciones del canciller Luis Almagro en Uruguay se volvió a poner en debate el TLC con Estados Unidos. ¿Un acuerdo comercial como ese sigue perforando el bloque regional?

Si en la región cada país entra en el sálvese quien pueda creo que sería un mal negocio para todos. Tenemos un mapa con Estados Unidos y China que controlan el Pacífico, y Europa que quiere hacer lo mismo con el Atlántico. Por otro lado, todos quieren poner esta crisis de la ficción financiera como una oportunidad, China e India quiere flexibilizar el mundo laboral, y nosotros en todo caso tenemos que fortalecer una integración que fije las coordenadas de por dónde va el desarrollo tecnológico y productivo, con generación de empleo. Si cada uno va a intentar resolver por su lado el nivel de negociación será muy a la baja, y eso si lo analizamos en términos de negocios.

Y en cuanto a los TLC nuestra posición es muy clara, está comprobado que genera mucho menos en términos de trabajo y preservación de recursos naturales –que no es conservación-, de lo que publicita la propaganda para ganar adhesiones. En Perú, el TLC con Estados Unidos generó 40 mil puestos de trabajo y perdió casi el triple en otras áreas. El ganador siempre es el más grande y no veo por dónde la bilateralidad reporta beneficios para los países que toman ese camino, porque el único que podría salvarse en ese esquema es Brasil, que tiene espalda para una bilateral y una experiencia en desarrollo industrial y tecnológico. Por eso el que se corte sólo pensando que gana, al poco tiempo va a estar perdiendo.

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