Ante las declaraciones en un programa televisivo del diputado Francisco de Narváez, los docentes de la provincia de Buenos Aires nos vemos en la obligación de expresar nuestra posición, y aclarar algunas opiniones vertidas, teniendo en cuenta que el candidato aspira a una banca de diputado en representación del pueblo bonaerense del cual los trabajadores de la educación formamos parte.

Que el Estatuto del Docente, al que de Narváez propone eliminar, no constituye ningún privilegio, sino que es una conquista lograda por una lucha histórica de la docencia bonaerense hace más de 40 años. Es un convenio laboral, y al momento de su sanción vino a terminar, entre otras cosas, con el manejo discrecional de los partidos políticos para la designación de los políticos.

Que su afirmación de que en la Provincia de Buenos Aires “de cada tres docentes trabaja uno” no sólo es falsa, sino que pone un manto de sospecha de corrupción sobre los trabajadores de la educación.

Quien esto afirma todavía no ha dado explicación convincente, no sólo ante la Justicia, sino de cara a la sociedad, del origen de los fondos de su campaña y su situación frente a la investigación del negocio y tráfico de la efedrina.

Con qué autoridad puede hablar de los trabajadores un personaje como usted que al igual que su principal socio político Mauricio Macri registran record de inasistencias en la Cámara de Diputados y ningún proyecto presentado.

Que sus posicionamientos referidos a la política educativa son los mismos que padecimos los docentes durante la dictadura militar, donde con la suspensión del Estatuto del Docente se negó durante 8 años, entre otros derechos, el de la licencia por maternidad.

Que su discurso “eficientista”, que trata a la escuela como una empresa con gerentes, empleados y clientes, es el de las políticas “neoliberales” de la década menemista.

Nosotros los docentes luchamos por una escuela pública, inclusiva, de calidad, popular y democrática.

Diputado de Narvaéz:
Mientras usted se enriquecía haciendo negocios en la década menemista, nosotros los docentes, nos hacíamos cargo de las consecuencias, en nuestros alumnos y sus familias, de las políticas de exclusión que usted defendía.

Mientras usted se seguía enriqueciendo, la escuela pública fue casi el único sostén y cobijo de miles de niños y jóvenes víctimas del colapso del 2001.

Mientras usted se sigue enriqueciendo, miles de nosotros desde cada escuela, seguimos comprometidos con la defensa inclaudicable de la escuela pública y del derecho social a la educación de todos nuestros pibes.

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