En el predio La Esperanza, ubicado en el Barrio 25 de Mayo, de Moreno, los problemas habitacionales parecen ser lo único que no se agota. De ese lugar, unas 150 familias fueron desalojadas hace diez días por un operativo policial que dejó pocas viviendas en pie. Producto del estado de deterioro en el que habían quedado algunas de las casas, la tormenta del viernes provocó el derrumbe de una de las construcciones, que ocasionó la muerte de un joven y heridas en otras dos personas, que “se habían quedado cuidando lo poco que les quedaba”, informó un dirigente del gremio Suteba.
Luego del desalojo, algunas personas se habían quedado en el predio cuidando sus pertenencias, mientras el resto de las familias se instaló en la casa de vecinos, familiares o en un carpa en un descampado cedido por el club 25 de Mayo. Los tres jóvenes víctimas del accidente eran parte del contingente que quedó en el asentamiento. Las fuertes lluvias ocasionaron el derrumbe de la casa que cuidaban y produjo la muerte de uno de ellos. “Los otros dos chicos sufrieron heridas externas y uno de ellos una fractura expuesta”, por lo que quedaron internados en el Hospital de Moreno, en observación, explicó a Página/12 Marcelo Luna, secretario de Derechos Humanos de CTA Moreno Merlo en el distrito.
Al trágico accidente se suma la inquietud de los vecinos, que esperan “una solución inmediata” a su reclamo por un lugar para vivir. Pese a que la municipalidad dio alternativas, “son a largo plazo y, mientras tanto, la gente, ¿dónde se va a quedar?”, se preguntó el sacerdote del barrio, Juan Olivera. Ante la falta de respuestas, algunos de los vecinos ayer volvieron a ocupar el terreno desalojado.
Según el sacerdote, el gobierno municipal ya destinó dos terrenos para las familias. El primero, ubicado en el barrio de Cuartel V, en Moreno, “tiene espacio para alojar a 55 familias, de las cuales siete se instalarán hoy y el resto dentro de quince días”. El segundo, un predio de siete manzanas en el barrio Ayelén, estará disponible dentro de seis meses, explicó Olivera. “Por eso la gente vuelve al asentamiento y se expone a un nuevo desalojo”, afirmó.
