El 18 de septiembre de 2006 desaparecía Jorge Julio López, después de haber declarado en el juicio contra Miguel Etchecolatz y de haber señalado a numerosos represores de distintos centros clandestinos de detención.

Desde ese día estamos reclamando su aparición con vida. Desde ese día es una presencia permanente en cada actividad.

El proceso de juzgamiento de los represores, en el que tanto hemos avanzado a partir de la lucha, sufrió un golpe con la desaparición de Julio, del que sólo podrá reponerse a partir de la asunción por todos los poderes del estado del papel que deben cumplir en esta circunstancia, y mediante la apuesta redoblada a la movilización como herramienta de los reclamos populares y a la justicia como único garante del estado de derecho democrático.

El mensaje siniestro contenido en esta nueva desaparición, el reclamo de un punto final para los juicios a genocidas, el intento de atemorizar a los actores de estos procesos, la búsqueda por aislarnos del conjunto de la sociedad, merecen respuesta.

Y nuestra respuesta es: queremos un país sin impunidad, queremos a Julio con vida y seguiremos luchando por ello.

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