- cta baradero-chacabuco
Unos mil cuatrocientos kilómetros de asfalto separan la ciudad de Castelli -a puertas del monte El Impenetrable- en la provincia del Chaco, de las ciudades bonaerenses de Baradero y Chacabuco. Pero la distancia no alcanzó a mellar el empuje solidario de un grupo de jóvenes trabajadores de la industria del maíz de esas ciudades bonaerenses. Y que además encontró un importante eco en la Asociación de Trabajadores del Estado, en empleados de químicos Zarate-Campana y en los metalúrgicos de Villa Constitución.
En efecto, bajo las batutas de Jorge Lago y Javier Curaratti, dirigentes gremiales del Sindicato de Obreros y Empleados de Refinerías de Maíz (SOERM) y de la CTA de Chacabuco, cientos de jóvenes se lanzaron a las calles a golpear puerta por puerta para que cada vecino done aunque más sea un vaso de agua para nuestros hermanos chaqueños que padecen la sequía más aguda del último lustro.
Algo similar ocurrió en Baradero donde miles de chicos, bajo las celosas miradas de Rafael “Quique” Molina y Víctor Díaz, secretario General y Adjunto del SOERM, respectivamente, se volcaron a la tarea de recolectar ese liquido tan preciado para el desarrollo de la vida. En Villa Constitución la tarea estuvo comandada por el metalúrgico Victorio Paulón. Todos ellos dirigentes de la CTA provincia de Buenos Aires.
Además, participaron de la recolección empresarios como el caso de Hugo Colame, de la agencia de automotores de la ciudad, que puso a disposición un camión con chofer para el traslado de la mercadería donada y del dirigente del Sindicato de Comercio de Chacabuco, Adrián Fernández, que organizó a los 120 empleados del supermercado “La Anónima” quienes en forma voluntaria donaron un bidón de 8 litros cada uno. También viajaron al Chaco, Graciela Yacobino, Gustavo Correa del SOERM y René Deleglise de ATE-Baradero.
Fuerza adolescente
La “polenta” de los jóvenes y vecinos puesta al servicio de la solidaridad redundó en el acopio de más de 120 mil litros de agua: 25 mil de mineral y 90 mil de potable, que fueron trasladados en camiones cisterna durante la primer semana de octubre.
Los chicos de la Escuela Normal y del Industrial, montados en sus bicicletas, recorrieron cada rincón de la ciudad procurando un bidón de agua, pidieron a sus familiares más cercanos y organizaron eventos culturales en donde la consigna fue un “vaso de agua para un hermano”.
Pero la ayuda no solo se limitó al agua, también llevaron para repartir elementos de limpieza como detergentes, lavandinas, jabones y productos químicos para desinfección de cocinas y baños. Pero eso no fue todo, además contaron con la colaboración de Ana Yacobino, médica generalista y especialista en ginecología que viajo para asistir a los niños y a quienes tuvieran algún tiempo de dolencias a causa de la falta de líquidos.
La ayuda fue desbordante
La solidaridad de los trabajadores de la industria del maíz, pulmón que oxigena las actividades de la CTA en esa región de la provincia de Buenos Aires, reunión el apoyo de la empresa de Urgencias Medicas Ambulatorias (UMA) que puso a disposición una ambulancia con botiquines de primeros auxilios y una importante cantidad de medicamentos, por fortuna no fue necesaria su intervención.
“Sucede que a último momento -explicó Lago- el Intendente de la localidad de Castelli nos dijo que la ambulancia no era necesaria y que si agradecía todo el esfuerzo para el traslado del agua, que era lo que más estaban necesitando”. Además de los medicamentos y la ambulancia se prepararon para el viaje Jorge Doménech, médico cirujano y Mónica Pascuccio especialista en endocrinología.
Lago destacó “la solidaridad de la empresa que ante nuestro reclamo no dudo un instante en colaborar y en poner al servicio de la causa toda su capacidad técnica, humana y profesional”.
Por su parte, Curaratti aseveró que “se trató de una cruzada que puso a pruebas nuestra capacidad de ayuda y sirvió para enseñarnos que cuando nos unimos podemos vencer”.
Por otra parte, Molina -visiblemente enojado- indicó que “es vergonzoso que en un país que desborda riqueza haya un grado de pobreza tal que en Castelli, el 60 por ciento de la población es indigente”. Al tiempo que disparó: “mientras los políticos de turno se pelean por una banca y gastan millones en campaña, miles y miles de ciudadanos no tienen ni siquiera agua”.
Cabe destacar que de todas las donaciones llegadas a la ciudad chaqueña de Castelli, la brindada por Chacabuco y Baradero fue la más importante no solo por la cantidad sino por el interés manifestado en resolver la crisis médico sanitaria.