Eduardo Moyano: “La revolución en el mundo de las comunicaciones generó cambios en las relaciones de trabajo”.
“Hablando de lo que atañe específicamente al gremio de los telefónicos, la revolución en el mundo de las comunicaciones generó cambios en las relaciones de trabajo. Por ejemplo, con la aparición de la telefonía móvil se crearon nuevas empresas, dentro de las existentes, ya que la misma empresa no podía tener telefonía fija y celular. Esto llevó a las grandes empresas a crear otras. En estas nuevas, no se respetaron los convenios que nosotros teníamos en las antiguas. Hoy en día, se vuelven a fundir en una sola empresa pero la representatividad no es la misma”.
“Otro hecho que marcan los cambios en las comunicaciones es la proliferación de los call center. Los trabajadores de estas empresas no pueden obtener representatividad de nuestro gremio, sino que se deben afiliar a comercio y en algunos casos hasta en la UOM, dependiendo de quién sea el dueño de ese call center”.
“Antes existían 48.000 trabajadores telefónicos, que podían afiliarse a Foetra (la mayoría), UPJ o CEPETEL. En la actualidad, el número de trabajadores del sector aumentó a 100.000, hecho que no se refleja en la representatividad porque los nuevos trabajadores no comparten el mismo convenio”.
“En cuanto a las negociaciones, la patronal ha utilizado el terror en la mesa, además de la falta de democracia y libertad sindical. De esto, el estado y los sindicatos son culpables. A veces, la CTA no la construimos como debiéramos. Y esto es así porque muchos venimos de la construcción de la CGT”.
Rubén Godoy: “Toledo siempre nos negó la representatividad sindical”.
“En el 2006 a Toledo le resultó beneficioso que todos sus trabajadores entraran bajo el convenio del sindicato de empleados de comercio. Nosotros, como trabajadores procesadores de pollo, sosteníamos que deberíamos ser representados por el sindicato de la carne o en su defecto de la alimentación. La empresa siempre nos negó esta reresentatividad”.
“Por esto decimos crear nuestra propia organización. Por esto, la empresa Toledo comenzó a despedirnos con una serie de atropellos que los pinta como la peor basura”.
“Hoy somos perseguidos. En comercio no nos quieren ni ver. Yo no duro ni dos horas en un trabajo, porque cuando descubren quien soy, me despiden”.