Las casas del Barrio El Martillo, en Mar del Plata, fueron construidas en el marco del Plan de Viviendas Dignidad. Estuvieron abandonadas durante más de dos años. El 15 de enero pasado, vecinos del barrio Pueyrredón dejaron la precariedad extrema de sus casas y recuperaron esas viviendas. La respuesta fue represión. Gustavo Salvá, jefe distrital, fue otra vez el encargado de repartir palos y balas. La CTA reclama que se lo separe del cargo. (Fotos de Marcelo Núñez)

El viernes pasado, luego de infructuosas negociaciones, los vecinos del barrio Pueyrredón que habían recuperado las casas del barrio El Martillo fueron desalojados por la fuerza, con una represión violenta, de esas a las que nos tiene (mal) acostumbrados el Jefe Distrital Gustavo Salvá, junto al Jefe Departamental Norberto Castelli. Además de los heridos y el desalojo de las familias (expulsados de las casas abandonadas, condenados nuevamente a vivir sin techo), hubo 24 detenidos. Entre ellos, Federico Desantolo, periodista de El Atlántico y miembro de la Comisión Directiva del Sindicato de Prensa de Mar del Plata. Junto a él, también fue detenido un fotógrafo (Marcelo Núñez) y dos periodistas de la FM La Azotea. Fueron trasladados a la comisaría 4ª, tristemente conocida por haber funcionado como Centro Clandestino de Detención antes y durante la última dictadura militar. Como si no fuera suficiente, los 24 detenidos quedaron en libertad pero procesados por agresiones y resistencia a la autoridad.

El Sindicato de Prensa de Mar del Plata expresó su solidaridad con los desalojados, repudió las agresiones y la represión, y exigió la inmediata remoción del cargo para Salvá.

Cabe destacar que este pedido ha sido formulado en reiteradas ocasiones por la CTA Buenos Aires ante el ex Ministro de Seguridad Carlos Stornelli, que nunca respondió dichas requisitorias. Es más, nunca se reunió con la Central para tratar este y otros temas.

Gustavo Salvá es el responsable de la represión que sufrieron en reiteradas ocasiones los trabajadores del puerto de Mar del Plata y los del peladero de pollos de Toledo durante el año pasado. Una costumbre que debe terminar de una vez por todas con este nefasto personaje sin su cargo, y juzgado por las responsabilidades que le caben en todos y cada uno de estos hechos.

Mientras tanto, las familias quedan en la calle.

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