La CSA –expresión continental de la Confederación Sindical Internacional– subrayó en su carta a la presidenta Cristina Fernández “su preocupación por el riesgo que pueda correr el compañero Pablo Micheli y su familia, así como otros dirigentes sindicales y defensores de derechos humanos en su país”.
En ese sentido, acompañó también “la demanda de la CTA para que se investigue profundamente la situación y se establezcan las responsabilidades a que haya lugar, a fin de impedir que la impunidad siga siendo el manto que encubra las actuaciones de quienes recurren a la violencia para acallar las demandas populares”.
La carta, que lleva la firma del secretario general de la CSA, Víctor Báez Mosqueira, agregó: “Este tipo de situaciones es muy preocupante en un país como Argentina, que a pesar de varias décadas transitando el camino democrático, aún mantiene prácticas de la época dictatorial como el secuestro y la desaparición forzada de personas, como lo constatan varios hechos ocurridos en el pasado reciente”.
“Para la CTA este hecho se inscribe en una serie de acontecimientos y amenazas, que dan cuenta del accionar de grupos que quieren empezar a sembrar con este tipo de acciones intimidatorias, agresivas, climas de enrarecimiento político, y, sobre todo, que tiene como blanco a militantes de la causa popular, que defienden los derechos humanos, la dignidad humana y la justicia social”, concluyó la misiva al gobierno argentino enviada por esta organización continental de trabajadores.
Cabe recordar que el dirigente de ATE y la CTA fue secuestrado por casi dos horas, el pasado lunes 16, por cuatro individuos armados con 9 milímetros. Lo interceptaron en la puerta de su casa en la localidad bonaerense de Remedios de Escalada a las 22.40 del lunes 16 cuando llegaba en su auto, le pusieron una tela negra en la cabeza y lo obligaron a subir a una camioneta 4x4. Le dijeron reiteradas veces ’dejate de joder´, `dejate de hinchar las pelotas´, le mostraron que sabían cómo está integrada su familia. Se robaron el auto, que pertenecía a ATE, pero no le robaron dinero ni le sacaron su tarjeta de crédito ni lo pasearon por cajeros.