Un mes antes de este triste final, desde su cama en el hospital, el padre Carlos Cajade envió la editorial (como cada mes) que fue publicada en la revista “La Pulseada” que dirige y donde se publica las actividades y el pensamiento del Hogar Madre Tres Veces Admirable. A continuación se transcribe su último mensaje escrito

foto: willy gómez

Cuando en la vida se me presentó el desafío de hacer una familia con chicos de la calle, todos ustedes me ayudaron a construirla y pudimos lograr un objetivo que en pocos lugares del mundo se ha alcanzado.

Cuando tuve las grandes persecuciones del año 95, recurrí a ustedes para que me salven, y haciéndolo público logramos terminar con esas intimidaciones.
Siempre en los grandes desafíos de mi vida estuvieron ustedes presentes.

Ahora se presenta uno nuevo, que es esta enfermedad que a todos nos agarró de sorpresa.

Un jueves, como todos los jueves, jugaba un partido de fútbol con mis amigos de la infancia, que son los fundadores e integrantes de la filial de Gimnasia y Esgrima de La Plata en el barrio Villa Argüello. Gracias a un golpe que recibí en ese partido, me tuvieron que revisar y tres médicos amigos descubrieron un tumor en el intestino. Así fue que lo agarramos a tiempo. De inmediato ellos me pusieron en manos de uno de los mejores equipos del país en esta especialidad.

Gracias a Dios, ya estoy operado y la cirugía fue calificada como muy buena. Pero hay secuelas del tumor en el hígado, que vamos a encarar ahora, o mejor dicho, cuando me ponga un poco más fuerte, con una quimioterapia de primera línea que esperemos nos salga bien.

Sé que con el cariño y el apoyo de todos ustedes, que recibo y que siento permanentemente, también voy a poder superar esta dificultad y vamos a poder seguir trabajando para que esta región pueda seguir siendo un poquito más humana y un poquito más feliz.

Quiero agradecer a todos los integrantes de mi Obra, a todos, porque han estado con el corazón en la boca desde que se enteraron de esta noticia, porque por más que yo la quise “dibujar” diciendo que me iba a hacer un lifting, ellos sabían muy bien que no era así.

Reitero, a TODOS los integrantes de mi Obra: los educadores, mis amigos y, fundamentalmente, a mis chicos, porque esa carta que me hicieron y que me mandaron al lugar en donde estaba internado, me hizo mucho bien.

A mi familia que se conmovió profundamente y se puso incondicionalmente a mi lado en este momento tan difícil.

Deseo además dar gracias al Instituto Alexander Fleming y al equipo de médicos que me atendió. Casi sin conocerme, me hicieron gratis una operación complicada y al nivel de los mejores lugares.

Gracias también al grupo de médicos amigos del alma de IPENSA, que me descubrieron la enfermedad, me contuvieron, me están sanando en el postoperatorio y me transmiten un cariño muy importante para mí.

Asimismo quiero agradecer a los sacerdotes amigos que me ayudaron mucho en esta situación y que están siempre a mi lado, y con quienes sigo despuntando el sueño de una Iglesia más humana. Al Arzobispo que me visitó y me ofreció una reliquia de Sor María Ludovica para que me cure este cáncer, y a todos los sacerdotes que se han interesado por mi salud y que están orando en sus parroquias para que me mejore.

Deseo enviarles un abrazo fuerte también de una manera especial, a los jugadores y a la comisión directiva de Estudiantes que antes de entrar a la operación salieron a la cancha con ese cartel que me dio fuerza para superar uno de los momentos más difíciles de mi vida.

Queridos amigos, viene ahora la segunda parte, la de la quimioterapia, que seguramente será mucho más dura que la primera. A los médicos les exigí que me dijeran la verdad, ya que por esta vocación que amo tanto, Dios me ha preparado tanto para esta como para la otra vida, y ellos me aseguraron que la enfermedad fue tomada a tiempo, que está en una primera etapa y que es muy posible que sea curable.

Esperamos que nos salga bien para que, como lo hicimos hasta ahora en estos 20 años, uniendo la ternura de ustedes con el cariño y el trabajo nuestro, podamos seguir muchos más años luchando para que en nuestra región nunca más un niño llore injustamente.

Un abrazo grande Carlos Cajade

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