“U… U… UNETE…” fue el grito más repetido por los delegados de la Asamblea Nacional de Trabajadores organizados en la UNION NACIONAL DE TRABAJADORES Y TRABAJADORAS DE VENEZUELA (UNETE), mientras daban el segundo paso más importante de su historia como central obrera al aprobar sus nuevos estatutos que implican el pasaje a la democracia sindical por la elección de dirigentes con voto directo de sus afiliados. Estuvo presente y fue uno de los oradores, el secretario General de la CTA La Plata - Ensenada, Carlos Leavi.

Según informó Leavi desde Venezuela, los nuevos estatutos reafirman su autonomía y convocan a elecciones antes de septiembre de 2010 para elegir sus Comités Ejecutivos por el voto universal, directo y secreto de sus afiliados. Su primer paso fue su creación el 5 de abril de 2003 luego del golpe de estado del año anterior y ante el sabotaje petrolero; pero desde entonces había sufrido distintos modos de dispersión y desarticulación. Por esto, el 24 de abril de 2010 será recordado como un momento histórico en la consolidación y fortalecimiento de UNETE.

"Desde CTA acompañamos este particular y trascendente evento" indicó Carlos Leavi, quién participo como “delegado fraternal” y fue invitado a hablar ante los 751 trabajadores acreditados en la Asamblea, luego de la apertura de la compañera Marcela Máspero, del Equipo Nacional de Trabajo de UNETE. Tomando como momento fundacional el “Grito de Burzaco” y aludiendo a distintos momentos del proceso de crecimiento de CTA en estos 19 años, la intervención concluyó dando relevancia a la integración latinoamericana con un saludo y vivas a la construcción de organizaciones de trabajadores autónomas y de clase.

Como expresa un documento distribuido en el encuentro, “siete años después de su creación UNETE es hoy formal y realmente la organización sindical mayoritaria del país. Además, ha establecido una tradición de lucha propia, con militantes y dirigentes formados y vueltos a formar en el combate, una militancia que ha demostrado en los hechos que puede dar la vida por la existencia de este instrumento de los trabajadores, una firme independencia de cales ante los patronos privados, el Estado y los gobiernos”.

Con las manos alzadas, por unanimidad, y bajo el grito de “U… U… UNETE” la central venezolana aprobó sus estatutos y marcha así hacía su tercer gran paso que son las elecciones directas y secretas para elegir sus conducciones y conformar una dirección centralizada antes de septiembre de 2010. Como expresa el citado documento, “sólo a partir de una victoria clara del movimiento obrero, y la reconstrucción de la central y su papel centralizador lo sería de plena evidencia, será posible avanzar en la labor de la representación política de la clase capaz de aglutinar no sólo a los trabajadores del campo y la ciudad, sino también a las juventudes y a los sectores populares”.

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