Los trabajadores de la educación -luego de largos años de lucha y resistencia- empezaron a dar vuelta la página de la Ley Federal de Educación. Decenas de paros, movilizaciones multitudinarias, congresos educativos, debates y foros fueron los que posibilitaron que hoy se inicie el debate por una nueva Ley Nacional de Educación

Es el inicio de una nueva etapa donde los docentes junto a la comunidad educativa y la sociedad debatirán sobre la Educación que nuestro pueblo necesita.

El lunes 22 de mayo, en el Salón Blanco de la Casa Rosada el Presidente de la Nación , Néstor Kirchner, y el Ministro de Educación, Daniel Filmus firmaron el Decreto para el tratamiento de una nueva Ley Nacional de Educación.

Del acto participaron fuerzas sociales y sindicales, Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, pedagogos, académicos, gobernadores, funcionarios nacionales, ministros de las provincias y representantes internacionales.

En ese contexto, el Secretario General de CTERA y dirigente de la CTA Nacional, el compañero Hugo Yasky, marcó dicho momento como un hecho histórico. Trazó un panorama del fracaso que ocasionó la Ley Federal de Educación: desigualdad, fragmentación, y de terminar con dicha Ley producto de políticas neoliberales de la década del 90.

Entre los ejes que debe contener la Ley, el dirigente de los maestros señaló que “la educación como derecho social, la no inclusión de la misma en tratados de libre comercio, la responsabilidad indelegable del Estado, la unidad del sistema educativo, la centralidad del conocimiento y la revalorización del trabajo docente. Terminar con la exclusión educativa: "No hay distribución justa de la riqueza sin distribución justa del conocimiento".

Al finalizar hizo uso de la palabra el Presidente de la Nación quién hizo un llamamiento a debatir en pluralismo las pautas para una nueva Ley Nacional de Educación.

Ahora se abre una etapa de debates en las escuelas y con la comunidad. Todos los sectores están llamados a discutir esta nueva ley que deberá recuperar el papel de la escuela pública, popular y democrática como herramienta para la liberación de los pueblos .

Palabras de Hugo Yasky en casa de gobierno

Sr. Presidente, Sres. ministros, gobernadores, legisladores, intendentes, ejemplos que representan a los organismos de derechos humanos, compañeros y compañeras trabajadores de la educación, compañeros de la Confederación General del Trabajo, compañeros de la Central de Trabajadores Argentinos, para nosotros este es un momento histórico.

Por primera vez en la historia de nuestro país, un maestro de escuela que representa a sus compañeros, habla desde la Casa de Gobierno para decir: "estamos ante la oportunidad histórica de avanzar en la definición de una ley nacional de educación". Esto marca la diferencia con aquella otra que se votó a principios de los noventa.

Queremos una ley que parta del principio de que la educación tiene que ser para todos por igual. Nosotros concebimos a la educación como un derecho social, concebimos la educación como un bien, como un derecho que no puede estar discriminado según sea la cuna; el pibe de Formosa y el del Chaco tienen que tener la misma posibilidad que el que vive en la Capital Federal o en el centro urbano de Córdoba. Lo mismo el maestro o la maestra que trabaja con ellos.

Nosotros creemos en una educación que sea capaz de convertirse en una herramienta para construir una sociedad más justa, creemos en una educación que sea capaz de incluir, de generar inclusión social.

Creemos en una escuela donde otra vez volvamos a recuperar la alegría de enseñar, esa que sentíamos la primera vez que nos pusimos el guardapolvo blanco. Queremos recuperar el sentido de la Escuela Pública, queremos que otra vez cuando el padre, la madre, nos traigan su hijo, lo hagan sabiendo que al dejarnos al pibe en nuestras manos, están de alguna manera abriendo la posibilidad de un futuro distinto, de un futuro digno.

Queremos una escuela que distribuya el conocimiento porque estamos convencidos que para distribuir la riqueza, es necesario distribuir el conocimiento; queremos un país hecho de justicia, hecho de solidaridad. Queremos un maestro y una maestra, un profesor, una profesora, un auxiliar de la educación, un miembro de gabinete, un supervisor, una supervisora, que se sientan parte de una construcción social, que sientan que de su trabajo depende fortalecer el tejido de la sociedad.

No queremos nunca más que en nuestro país se hable de la educación como una mercancía, no queremos nunca más que en nuestro país se pretenda naturalizar la desigualdad social como algo inherente al ser humano y a la sociedad. Como lo decía el otro día el viceministro de educación, la desigualdad es producto de la voluntad de los hombres, del mismo modo que lo es la construcción de la justicia.

En la reforma educativa de los noventa a los docentes nos proscribieron, nos pusieron una mordaza, nos prohibieron hablar. Y esa era la condición para que esa reforma se abriera paso: que los docentes guardáramos silencio y agacháramos la cabeza. Y se hicieron barbaridades, en nombre de una supuesta eyección al primer mundo. Íbamos a entrar al primer mundo y la realidad nos demostró que caímos en un baldío, en un país que expulsó a millones de trabajadores de las fábricas y que expulsó también en términos de fracaso educativo, aunque estuvieran muchos en la escuela, pero en términos de fracaso expulsó a muchos chicos.

No creemos en el individualismo, no creemos en el hombre o la mujer de la sociedad de consumo, no creemos que haya que construir sobre el egoísmo, no creemos que haya que construir sobre la negación de la libertad de cada uno de nuestros conciudadanos y, fundamentalmente, de nuestros chicos. Por eso creemos en las palabras de un viejo maestro, Paulo Freire, el decía que la educación era una herramienta para la liberación de los pueblos y que educar era un acto de libertad.

Y reconocemos a este Presidente que cumplió cuando dijo: " vamos a votar una Ley de Financiamiento"; que cumplió cuando dijo: "vamos a discutir una nueva ley nacional de educación". Una nueva ley que no tiene que ser ni un remiendo ni un parche de lo que ya tenemos. Hay que tener el coraje y la voluntad de poder asumir eso que está en la sociedad, el ciudadano común, el padre, la madre de nuestros chicos, dicen: este modelo educativo fracasó.

Los maestros vivencian ese fracaso cotidianamente. Muchos de nuestros maestros, nuestros profesores, hasta viven con angustia el tener que remar contra una corriente que saben que no pueden remontar, por más voluntarismo que pongan. De manera que creo que estamos ante una oportunidad. Yo les digo no solamente a los docentes que están en actividad, también a los jubilados, a las jubiladas, que vuelvan a las escuelas donde trabajaban a debatir y a discutir esto. En el año 1997 vino una directora de Monte Chingolo a entregar a la Carpa Blanca su guardapolvo, porque dejaba la escuela. Y cuando yo le pregunté va a dejar la docencia, me dijo no, es al revés, la docencia me deja a mí, no doy más, no sabemos cómo hacer para que en esta irracionalidad lo que nosotros sabemos se pueda aplicar. Entonces digo, la gran diferencia de esta ley tiene que ser nuestra participación. Nadie tiene derecho a decir de antemano que esta ley no va a surgir de un debate legítimo. Nadie tiene el derecho a negar que esta ley va a ser el producto de la participación de distintos sectores de la sociedad. Creo que tenemos la obligación de participar todos. Los distintos partidos políticos, los diversos sectores sociales, las centrales de trabajadores, tenemos que asumir esto como parte esencial de la disputa por una sociedad más justa.

Y creo que los docentes estamos ante una oportunidad histórica irrepetible: pasar de ser los objetos de la reforma, los objetos que había que reconvertir, a pasar a ser, junto con nuestros alumnos, sujetos de pleno derecho. Y ser sujetos de derecho significa asumir con absoluta conciencia la necesidad de este debate, la necesidad de esta participación.

Por eso vamos a convocar a todos los docentes del país a debatir en la escuela misma, con los padres, con nuestros chicos, con los estudiantes, para que por primera vez desde el corazón de la escuela pública, también con los docentes que trabajan en las escuelas privadas, se pueda decir, esta es una ley que surge de lo que nosostros propusimos.

Gracias por esta oportunidad y vamos con mucha fuerza, porque sí, desde la educación, esta Argentina puede empezar a cambiar. Gracias.

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