La historia de vida del militante político, del dirigente de la resistencia peronista, del delegado de base, compañero de la clase trabajadora y considerado el primer detenido desaparecido fue relatada por su hijo Eduardo Vallese. “Cuando mi viejo estaba en segundo año de la secundaria, vio los bombardeos de Plaza de Mayo con Osvaldo Abdala. Fue él quien me contó que mi papá le dijo que había que participar en el movimiento, que no había que quedarse quieto”.

La charla estaba prevista para las 18 horas. Arrancaría con una muestra fotográfica y de recortes de diarios que daban cuenta sobre la desaparición de Felipe Vallese, un obrero metalúrgico y dirigente de la juventud peronista, secuestrado el 23 de agosto de 1962.

Pero la transitada autopista Buenos Aires-La Plata y la movilización de miles de jóvenes que se encolumnaron para ir al concierto de la banda irlandesa U2, en el Estadio Único de La Plata , generó un importante retraso en inicio de la charla.

Sin embargo, nada importó. Los compañeros esperaron orgullosos el arribo de Eduardo Vallese, hijo de esa leyenda de la resistencia peronista. Estaban presentes Hugo Yasky, Roberto Baradel, Daniel Pérez Guillen, Pablo Masciangelo, Raúl Calamante, Manuel Fasano, Verónica Bethencourt y otros tantos compañeros referentes de la CTA. Todos sabían que la espera valía la pena. Un fotógrafo de un diario platense balbuceo: “Hay poco registro del hijo de Vallese. Si hay que esperar, esperamos.

Una hora y media más tarde llegó a la sede de la CTA bonaerense de La Plata Eduardo Vallese, En rigor a la verdad, su verdadero nombre es Eduardo de la Peña. Según supo, lo anotaron con un apellido prestado para resguardar su vida. Vaya si lo lograron, el destino o el cambio de apellido lograron que hoy esté vivo.

Apenas llegó tomó el micrófono y arrancó con su historia familiar, su largo derrotero por encontrar los restos de su padre, reconstruir su verdadera identidad y algún día conocer a su madre.

"Los siento a todos ustedes parte de mi familia."

“Lo que recuerdo de mi viejo es que: como todas las noches me tapó, me dio un beso y salió para el trabajo, él hacía el turno noche, nunca más volvió”. Y agregó “yo no sabía nada de mi viejo, tuve que reconstruir su historia y mi identidad a través del relato de amigos y compañeros de militancia. Me hubiera gustado que mi viejo estuviera aquí hoy dando una charla y no yo hablando de su desaparición”.

La desaparición de su padre y la falta de su madre, a quien nunca conoció, lo dejaron con una identidad que debió reconstruir “ tuve muchas familias, todas prestadas, pero ninguna mía, es por esa carencia que yo los siento a todos ustedes parte de mi familia."

Poco a poco, fue reconstruyendo la historia de su padre, buscó a sus compañeros de militancia, habló con lo vecinos, llegó hasta las escuelas y los colegios en el que cursó en busca de testimonios para su rompecabezas familiar.

Por un lado, pudo conocer la vida del hombre y del padre, quien hoy tendría alrededor de 71 años. Por el otro, reconstruir al dirigente político que militó en la resistencia y abrazó la causa peronista el mismo día del bombardeo de 1955.

“Cuando mi viejo estaba en segundo año de la secundaria, vio los bombardeos de Plaza de Mayo con Osvaldo Abdala. Fue él quien me contó que mi papá le dijo que había que participar en el movimiento, que no había que quedarse quieto”, manifestó.

Así fue que se convirtió en un referente de la resistencia peronista. Por esos años se reunía con Carlos Caride, Susana Valle, Cacho Evar El Kadri, Rulli Ferrari, los hermanos Gustavo y Alberto Rearte, entre otros. Fueron los pioneros de la lucha por el regreso de Juan domingo Perón que por esos años estaba proscrito y exiliado.

La primera desaparición forzada

El 23 de agosto de 1962 cuando apenas tenia 22 años, fue secuestrado en Capital Federal por un grupo de la Unidad Regional de San Martín. Para entonces, no se pedía zona liberada: simplemente se operaba. Lo atraparon cuando se dirigía a su trabajo en la fábrica TEA.

La versión sobre la desaparición de Vallese trasciende dos días después. El diario El Mundo publicó el 25 de agosto un artículo, titulado “Como en Chicago”: en el nota periodística se señala como “Rarísimo el suceso en Flores Norte, que la policía dice ignorar. Frente al 1776 de Canalejas, a las 23.30 del jueves, un hombre fue secuestrado. Desde hacía varios días había autos ‘sospechosos’ en las inmediaciones”.

En efecto su hijo lo confirmó que la noche del secuestro de su padre había una estanciera gris, un Chevrolet verde en Canalejas y Donato Alvarez y un Fiat 1100 claro en Trelles y Canalejas. “Dentro de los autos, varios hombres y otros caminaban en las inmediaciones. A la hora citada, el automóvil de Donato Alvarez hizo guiños con los focos. Le respondieron y todos convergieron sobre Vallese”.

“Se le echaron encima y lo golpearon. Y pese a que se aferró con manos y uñas a un árbol, lo llevaron a la estanciera gris que partió velozmente, con las puertas abiertas” contó su hijo. Desde ese día Vallese nunca apareció, ni vivo ni muerto.

Historia de impunidad

Los integrantes de la CTA escuchaban y hacían carne propia cada relato. Se los veía conmovidos por la historia familiar de un hombre y emocionados por estar frente al hijo de una de los compañeros que hoy son bandera en la militancia nacional y popular.

No fue fácil, pero había que hacerlo. Baradel se paró, tomó el micrófono y habló de la alarmante historia de impunidad que hubo en la Argentina y como los pilotos que bombardearon Plaza de Mayo del 1955 “no fueron presos sino que fueron premiados con importantes ascensos”.

Y agregó: “Ésta historia de impunidad permitió que uno de los policías que secuestró a Felipe, más tarde integrara la Triple A y luego durante la dictadura fuera mano derecha de Etchecolatz. Y además, participó del secuestro de los nietos de Chicha Mariani, que posiblemente sean los chicos que tenga secuestrado Ernestina Noble, la dueña del diario Clarín”.

A su turno, Yasky recordó que “ingresar al salón Felipe Vallese de la CGT era como ingresar a la meca del sindicalismo argentino, en ese espacio se gestó lo bueno y lo malo del gremialismo de nuestro país, pero para mí Vallese es el modelo de militante político social a seguir, es abrazar una causa y hoy el hijo de Felipe nos mostró al ser humano, al padre, al amigo, al joven de 22 años que supo que había que luchar por los derechos de la clase trabajadora y que por ello dio su vida”.

Una vez más la vida del ser humano, el relato de la vida familiar de un hijo que pierde a su padre por la lucha de un ideal cala hondo en la militancia , poniendo de relieve la entrega desde la humildad y el compromiso. Flotaba en el aire aquellas palabras de Oesterheld "el único héroe válido es el héroe colectivo" y Felipe Vallese se sigue multiplicando día a día en cada militante que emprende la tarea colectiva de pelear por la transformación social y la dignidad de nuestro pueblo.

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