Nacía la democracia, y aquellos murmullos otrora prohibidos y castigados se hacían grito, se multiplicaban, y vaya la paradoja, valiéndose de rezagos comunicacionales militares alcanzaban el éter.
Eran los comienzos de las FM.

Nacía la democracia, y aquellos murmullos otrora prohibidos y castigados se hacían grito, se multiplicaban, y vaya la paradoja, valiéndose de rezagos comunicacionales militares alcanzaban el éter.
Eran los comienzos de las FM.
El 10 de octubre de 1985 desde los 90.5 megaherzios platenses se escuchó por primera vez en el aire eso de “música y palabras en nuestro idioma”.
Declaración de principios, marca genética y desafío ante el paradigma comunicacional por entonces vigente, que el neoliberalismo más tarde se encargaría de profundizar.
Pese a ello nada y nadie pudo evitar que aquel slogan se mantuviera turgente y digno, superando avatares económicos, presiones políticas, recesiones, seductoras propuestas comerciales, amenazas y traiciones, para atravesar los últimos 28 años de nuestra historia como un faro referencial de la comunicación popular.
Radio Futura. Hija de lo mejor de nuestra democracia y con un padre responsable de su perfil: Eduardo Néstor Candreva.
El Negro, o el gordo Eduardo, aquel chiquilín engominado que por las tardes de su infancia setentista veía atajar a su hermano Ricardo en los picados, sentadito en la vereda de su casa en la que la familia fabricaba jugos comerciales frente al baldío de 6 y 75, un día de los 80 terminó la carrera de periodismo.
Y ahí anduvo, rebotando por los medios gráficos locales, produciendo para Radio Provincia y algo más… hasta que un día, junto a otro par de locos como Gustavo Pescetta y algunos cuya conducta la historia se encarga de olvidar, plantó un micrófono que germinaría en varias camadas de comunicadores populares.
En los principios desde una cabina de la cual se transmitía de parado, sin lugar para sillas y con un reporter que oportunamente brindaba música nacional o latinoamericana desde su cassette.
Luego de un estudio para cuatro, que la “Banda Descontrolada” que a principios de los 90 defendía al Astillero Río Santiago del desguace y privatización, solía colmar con 8 o más refugiándose en el cobijo mediático que pocos les otorgaban.
Desde allí, las Madres hicieron sus primeras experiencias radiofónicas, lo mismo que la CTA, que en pleno menemismo y posterior crisis de la Alianza tuvo una ventana para alzar su voz y que hasta hoy aprovecha.
Todos, con la estricta excepción de quienes adquirieron deudas de sangre o traiciones para con su Pueblo, tuvieron y tienen en Futura su canal de expresión. Llegando a los límites de un crítico de arte popular, quien promovido por el Negro explicaba obras pictóricas en radio.
Ni que hablar de las expresiones musicales.
Convenios con Melopea, el sello de Nebbia, cuando la moda indicaba apostar a Sony, WB u otra multinacional. Espacio para cualquier propuesta musical alternativa. La elección que Los redondos hicieron cuando optaron por Futura para mostrar sus estrenos da cuenta de ello.
Durante los últimos años Eduardo, junto a Héctor Clérici, venía haciendo las tardes de “Memoria adentro”.
Benedetti, Blas de Otero, Zitarrosa, Atahualpa y la Negra solían entrecruzarse cada siesta, bordados por la hebra periodística del Negro.
Él, el Negro, cumplía años el mismo día que la Negra y que la Patria, y eso le gustaba.
Ahora que se fue a vivir junto a ella y los otros a la Tierra de los Grandes Recuerdos, nos queda a quienes quedamos de este lado redoblar los esfuerzos para alcanzar una ley de medios plenamente vigente, una difusión musical que preferencie el talento de nuestros artistas latinoamericanos por sobre la imposición comercial, una comunicación concebida como derecho humano antes que como mercancía, y el compromiso de conquistar lo que el Negro soñó como Futura para hacerlo Presente.

*Sec. De la Unión de Músicos, Miembro de Prensa CTA pcia de Bs As y de la Coalición por la Comunicación Democrática

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