A él pertenecen los hombros que cargaron con la responsabilidad de hacer posible la gesta de San Martín. Sobre él cayeron las más duras invectivas de las clases acomodadas, cuya intensidad es solamente sobrepasada por la devoción que por él profesaban sus soldados. Pero aquello por lo que luchó, es nuestro.

¿Por qué hoy no trabajamos?
Porque es feriado, en homenaje a Martín Miguel de Güemes?

¿Y quién fue Güemes?
Lo que nos enseñaron, y lo que les siguen diciendo a nuestres hijes, es que Güemes sólo fue "un gaucho valiente" y lo único que hizo fue cuidar "la frontera" norte del país contra los realistas?
Dos grandes mentiras. Primero que no había ninguna "frontera" porque el Alto Perú (hoy Bolivia) era parte de la misma Patria que estábamos liberando.
Pero por otro lado, presentarlo como sólo "un gaucho muy valiente" es vaciarlo de su verdadero contenido y valor.

Cuando hay alguien incómodo para el poder, el poder lo combate, lo ningunea. Y cuando ya no puede ningunearlo más, lo coopta, lo vacía de contenido.
Por consiguiente, San Martín fue sólo un militar brillante; Belgrano sólo hizo la bandera argentina; Artigas sólo fue el héroe de un país vecino, y Güemes sólo fue un gaucho valiente. De esta forma el poder de los "dueños de la historia", que son los dueños de todo lo demás, neutraliza la faceta más revolucionaria y molesta de nuestros grandes hombres y mujeres.

¿Y cuál fue esa faceta revolucionaria en Güemes?
Güemes, al igual que San Martín en Mendoza y Artigas en la Banda Oriental, tuvo la oportunidad que no tuvieron Mariano Moreno y Manuel Belgrano: gobernar.
Güemes gobernó Salta y aplicó lo que decían Belgrano y Moreno: reparto de tierras, promoción de las artesanias y de la industria regional, confiscación de animales y riquezas para la causa común; productivista, proteccionista y fomento del mercado interno.
Hoy, la clase dominante parasitaria argentina le diría: populista, demagogo, choriplanero, etc.

¿Murió un 17 de junio?
No murió, lo asesinaron los realistas. Pero más que nada lo asesinó la traición de esa misma clase dominante parasitaria, en este caso la salteña. Entre ellos estaban algunos de mis ancestros Saravia, parte de esa oligarquía que siempre prefirió la renta y la explotación del otro antes que trabajar, emprender y generar riqueza genuina.
Güemes era una pesadilla para sus sueños de rapiña y egoísmo. La traición llegó a tal punto que se confabularon con el general realista Olañeta y favorecieron la entrada en la ciudad. Entregaron Salta y a Güemes al enemigo. Así son, y así siguen siendo sus descendientes, los Urtubey de hoy.

¿Cómo murió Güemes?
Defendiendo valientemente a su pueblo, fue alcanzado por un disparo en el glúteo. Se refugió con sus paisanos, pero al ser hemofílico, y no poder recibir atención médica, murió.

La mentira.
Después de su muerte, la Gazeta de Buenos Aires (el mismo diario de Mariano Moreno, Castelli y Belgrano, pero ahora en manos del pérfido Rivadavia) tituló en su portada: "Murió el abominable Güemes. Ya tenemos un cacique menos".

Después, la oligarquía salteña inventó la mentira (hoy sería la fake news) de que a Güemes lo habían matado "por un asunto de polleras".

Lo mataron los Urtubey, los Macri, los Pichetto de hace dos siglos, por defender a su pueblo, no sólo con las armas, sino también con la política nacional y popular.

¡Viva Güemes! ¡Viva la Patria! ¡Que siempre es el otro!