Dentro de esta concepción andina, el ser humano es solo una creación de la madre tierra, un ser vivo diseñado a su imagen y semejanza, pero que sin embargo ocupa un determinado espacio temporal. Todas las especies animales, vegetales y elementos de la naturaleza son considerados como hermanos, hijos de una misma creadora, los cuales tienen igualdad de derecho a coexistir.
La pachamama no se restringe al elemento tierra, pues dentro de la cultura andina la madre tierra representa el universo mismo y además la realidad de las cosas en cuanto se refiere a conciencia de tiempo y espacio. La pachamama es un concepto ampliamente difundido en el continente sudaméricano fruto de una cultura andina que ha sabido conservar sus tradiciones y creencias a pesar de estar sometido a influyentes procesos de colonización y extinción de creencias. La pachamama es equivalente al concepto de gran espíritu Wakan Tanka de las tribus Lakotas-Sioux de las praderas de norteamérica. El eje de ambas creencias representa lo que se llama hoy CAMINO ROJO o encuentro del águila y el cóndor, es decir el resurgimiento del respeto a las tradiciones que un día brindaron paz y armonía a todo el continente.
La pachamama es un concepto espiritual que ha cobrado una fuerte inflencia en la vida moderna y actualidad mundial, por cuanto una buena parte de la raza humana está cambiando de actitud empeñándose en conservar la especie y la vida de todo cuanto existe. El poblador andino cuenta con una gran experiencia y conocimiento ancestral que puede ayudar a otros contextos culturales en cuanto se hable de respeto y preservación de la madre tierra. Los andinos no solo respetan y cuidan la madre tierra sino la veneran y le rinden culto pues se hallan inmersos dentro de la energía que fluye de las entrañas mismas de la pachamama.