Los estallidos del 19 y 20 de diciembre del 2001 estuvieron precedidos de luchas históricas en la provincia de Buenos Aires, como fue la movilización de los 60.000, con les estatales, docentes, médicos y judiciales movilizades en la ciudad de La Plata. Las plazas de distintas localidades de la provincia fueron también epicentro de las protestas.

Los saqueos, imágenes dolorosas que mostraron la profundidad de la crisis, demostraron la importancia de la organización de les militantes y los movimientos sociales, para evitar los hechos de violencia que podían haber terminado en una situación sin control. Esas movilizaciones, y la situación generalizada, provocaron que el gobernador Ruckauf no regresara a su puesto en la provincia de Buenos Aires.

La Marcha por el Trabajo había comenzado el 26 de julio de 2000, día del aniversario de la muerte de Eva Perón, desde Rosario, una de las ciudades más castigadas por la desocupación que llegaba al 15,4% de Trabajadores desempleados. Realizó escalas en Villa Constitución y San Nicolás, centros fabriles que habían sido convertidos en capitales de agencias de remises tras los continuos ajustes de las acerías Somisa y Acindar. La Marcha tuvo como objetivo impulsar la recolección de firmas que avalaran la iniciativa popular por la creación de un Seguro de Empleo y Formación.

Les 319 caminantes de la CTA que recorrieron más de 300 km a pie durante 15 días, y luego con el frente nacional contra la pobreza, Frenapo, se recolectaron más de 3 millones de firmas apoyando la propuesta que consistió: 380 pesos para Jefas y Jefes de familias desocupados y un salario familiar de 60 pesos por cada hijo, para todos los trabajadores.

La militancia y el compromiso de todos los Movimientos Sociales, Docentes, Trabajadores del Estado permitieron que culminara en un acto de características masivas frente al Congreso de la Nación.

El pueblo trabajador de la provincia de Buenos Aires fue protagonista de esas luchas, demostrando con claridad que el saldo del neoliberalismo, siempre es el hambre, la desocupación y la pobreza.

Hoy más que nunca reafirmamos nuestro compromiso y decimos: Neoliberalismo nunca más.