Los Estados miembros de la ONU han logrado el primer acuerdo global para ayudar a aprovechar los beneficios de la migración y proteger a los inmigrantes indocumentados. El documento consta de 23 objetivos, entre los que se encuentran medidas contra la trata o la separación de las familias. El embajador de México, que ha liderado la negociación, asegura que, aunque no es vinculante jurídicamente, es “poderosísimo políticamente”

Gobiernos de todo el mundo, con la excepción de Estados Unidos, se han comprometido a aumentar las vías para la migración regular, a mejorar la protección de los migrantes y a garantizarles servicios básicos.

El primer Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular ha sido acordado este viernes en la sede de Naciones Unidas. Se trata del primer intento para gestionar los flujos migratorios de forma integral y a escala internacional. “Refleja el entendimiento común de los Gobiernos de que la migración que cruza fronteras es, por definición, un fenómeno internacional y que para gestionar con efectividad esta realidad global es necesaria la cooperación para ampliar el impacto positivo para todos”, apuntó el Secretario General, António Guterres.

La adopción oficial del documento tendrá lugar a finales de este año en una cumbre que se celebrará en Marruecos.

El pacto se estructura en torno a 23 grandes objetivos. Entre esas metas, hay algunas genéricas como la cooperación para abordar las casusas que motivan la migración o mejorar las vías de migración legal. Pero también hay compromisos concretos, como medidas contra la trata y el tráfico de personas, evitar la separación de las familias, usar la detención de migrantes sólo como última opción o reconocer el derecho de los migrantes irregulares a recibir salud y educación en sus países de destino.

Los Estados se comprometen también a mejorar su cooperación a la hora de salvar vidas de migrantes durante sus viajes, con misiones de búsqueda y rescate, y garantizando que no se perseguirá legalmente a quien les dé apoyo de carácter "exclusivamente humanitario".

Además, los gobiernos prometen garantizar un regreso "seguro y digno" a los inmigrantes deportados y no expulsar a quienes se enfrentan a un "riesgo real y previsible" de muerte, tortura u otros tratos inhumanos.

Los países de origen deberán readmitir siempre a sus nacionales y ofrecerles documentación de identificación adecuados.

El acuerdo no es vinculante y deja claro que cada Estado es soberano para determinar sus propias políticas en este ámbito.

“No es jurídicamente vinculante, pero es poderosísimo políticamente. No tenemos ninguna duda de que todos los Estados miembros se van a sentir políticamente comprometidos por él y en la práctica totalmente beneficiados”, explica a Noticias ONU, Juan José Gómez Camacho, el embajador de México ante la ONU, que ha liderado la negociación junto a su homólogo suizo.

La migración ha sido un asunto tradicionalmente reservado a la esfera nacional. El embajador admite que, “un gran número de Estados” se rehusaban a “negociar su derecho soberano” a determinar su política migratoria. “Eso no ha cambiado”, puntualiza. “Pero hemos entendido todos que la única forma de abordar este fenómeno es a través de la cooperación. Para que funcione tiene que haber coherencia y armonía ente las políticas impuestas por un país de origen de destino. Eso es lo que le da sentido al pacto”.

Retirada de Estados Unidos

La adopción oficial del documento tendrá lugar en una cumbre que se celebrará los días 10 y 11 de diciembre en Marrakech.

En las negociaciones, que arrancaron el pasado febrero tras una extensa fase de consultas, han participado todos los Estados miembros de la ONU, excepto Estados Unidos. Washington anunció su salida el pasado diciembre al considerar que el pacto es "incoherente" con sus políticas migratorias. El embajador espera que se puedan incorporar en un futuro. “Nos encantaría que lo hicieran porque es un instrumento que ofrece soluciones, no impone obligaciones”, señala.

El embajador mexicano, junto a su homólogo suizo, han liderado un proceso que ha requerido “mucho trabajo y diplomacia fina” para lograr “reducir la tendencia a la discusión adversarial” en un tema “complejo, polarizado y politizado y con un entorno de opinión pública muy desfavorable”.

El embajador cree que uno de los primeros efectos del pacto será “comenzar una nueva narrativa sobre la migración no basada en percepciones y prejuicios, sino en evidencias”.

Los mitos sobre los migrantes

Durante el proceso de negociación se llevó a cabo un debate técnico “casi de descubrimiento de la verdad de la migración” que según el diplomático ayudarán a “derrumbar mitos muy importantes en el imaginario colectivo”.

Por ejemplo, la creencia de que la migración es un fenómeno del sur al norte, de países pobres hacia los ricos. “En realidad la mayor parte de la migración es sur-sur, intrarregional”, dice el embajador. “En América Latina un 60% de la migración se produce dentro de la región, en África es un 75%”, especifica.

Otro mito es que los países de origen de los migrantes son los que se benefician más de su trabajo en el extranjero. “Los migrantes hacen una contribución económica extraordinaria en los países donde están trabajando. Las remesas, tan importantes como son para algunos países, solo representan un 15% de los ingresos del migrante; el otro 85% se queda en el país de destino”, aclara.

En el mundo, existen 250 millones de migrantes, que representan un 3,3% de la población mundial. Sin embargo, contribuyen un 9% del PIB mundial, con casi 7 trillones de dólares al año.

“Los migrantea tienen que ser reconocidos no solo porque son seres humanos y sus derechos tienen que ser respetados en todas partes, sino porque además son contribuyentes centrales en el desarrollo internacional”, concluye Gómez Camacho.