La madrugada del domingo 25 nos golpeó con el asesinato de nuestro compañero Pascual Arce, militante de la juventud de la CTA de Avellaneda, del humilde barrio 7 de Enero. Lo mataron por la espalda

(Juventud CTA Provincia de Buenos Aires) Iba a un cumpleaños cuando dos pibes le dispararon por la espalda, en uno de esos absurdos hechos de violencia de los que somos víctimas en los barrios donde no hay futuro para muchos y el presente sigue siendo de hambre, miseria y frustraciones. Pascual peleaba contra todo eso: era solidario, organizaba a los pibes del barrio, saludaba y hablaba con todos y todos lo querían. Todos menos algunos que sumidos en la miseria y la falta de expectativas, quieren llevar a los demás hacia “la vagancia”, de la que nunca se prendió ni Pascual ni los que seguiremos su ejemplo.

Pascual era reconocido en el marco de la Central, por sus años de militancia, ya que estuvo participando desde los comienzos de la juventud de CTA, allá por el 2000, coordinando emprendimientos productivos para sus compañeros, copas de leche para los más chicos, participando de cuanta movilización fuera convocado, realizando las pintadas de nuestra bandera provincial y la de la juventud de Avellaneda (esta última permaneció colgada en su velatorio). Pero además, se daba tiempo para cuidar a su madre, a su familia y a sus sobrinos, a quienes llevaba a la escuela y a jugar.

Su crimen fue perpetrado en la esquina de su casa, frente a algunos amigos de Pascual, y los autores son vecinos del barrio. Cuando fueron a realizar la denuncia, la policía conjeturó que Pascual “andaría en algo raro”, criminalizándolo y convirtiéndolo de víctima en victimario. - “Que, ¿los pobres no tenemos derecho a hacer una denuncia?” - reclamaron sus amigos. Frente a la hostilidad policial ante a tamaña situación, la indignación y el dolor colmaron la paciencia de los vecinos que quemaron la casilla del agresor.

Porque en esos barrios donde la Policía (cuando se trata de defender los derechos de los pobres) dice que no puede hacer nada (mientras que sí puede cuando secuestran al pariente de un empresario) los jóvenes son empujados a la violencia y a las peleas entre bandos.

Pero es el Estado quien debe intervenir para frenar toda esta violencia y esta locura, encontrando a los agresores para juzgarlos y hacer justicia. Porque si el Estado no interviene, no hay justicia y eso genera más dolor y abre las puertas a la justicia por mano propia, multiplicando la tragedia.

Es el estado quien debe intervenir para que no pasen más casos como el de Pascual, porque en una sociedad que no es capaz de darle un futuro a los pibes, no se valora ni la propia vida, ni mucho menos la de los demás.

Es el estado, reorganizando a su policía para que defienda al pueblo en vez de reprimirlo, el que tiene que desterrar las armas, el crimen, las drogas y los transas de los barrios.

Es el Estado quién debe intervenir para devolver una vida digna a todas las familias para darle un futuro a los pibes que permita recuperar los lazos solidarios.

Desde la Juventud de la CTA seguiremos peleando junto a Pascual para exigir que el Estado cumpla el compromiso con nuestro pueblo.

Pascual Arce. Presente!

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