El ex Juez Federal Julio Miralles, secuestrado y torturado durante la última dictadura militar, declaró hoy en la nueva audiencia. Y dijo que el cura “era voz cantante”, haciendo referencia a que “quienes confesaban con el padre luego eran torturados por esas charlas". Ramón Miralles, ex ministro de Economía de Victorio Calabró, no se presentó a declarar debido a su avanzada edad y a problemas de salud

En la tercera audiencia declararon Julio Cesar Miralles, su hermano Carlos Enrique y su ex esposa, Luisa Guillar Riat, secuestrados el 31 de mayo de 1977. Los hermanos aseguraron haber visto a un cura, luego identificado como el capellán de la Policía Bonaerense Cristian Von Wernich.

Los abogados que representan a la querella unificada de APDH-LA PLATA-CTA-provincia de Buenos Aires requirieron a los testigos mayores precisiones acerca del accionar del procesado Von Wernich en los dos centros clandestinos en los que fue visto. Todos fueron coincidentes en señalar que el cura se movía por los centros como “uno más de la patota”, sin ningún tipo de restricción.

“Von Wernich mantenía trato familiar con la patota, con los torturadores”, explicó Julio Miralles, con respecto a la libertad que tenía el sacerdote dentro de los centros clandestinos de detención.

Al comienzo de su declaración Miralles señaló tener temor por declarar y demostró preocupación por la suerte de los testigos. En ese contexto, el abogado querellante Alejo Ramos Padilla había recordado que el jefe de los torturadores, Eros Amilcar Tarela, uno de los personajes más siniestros hoy goza de prisión domiciliaria.

El ex Juez Federal evidenció que Von Wernich les decía “muchachos, tienen que colaborar para que no los torturen más, si así lo hacen, será en beneficio de Dios y de la Patria”. Este testimonio es clave ya que se contrapone con la postura de la defensa, al asegurar que el ex capellán no sabía lo que ocurría.

Además el ex funcionario de la justicia señaló que un extraño sentimientos los embargaba al encontrarse con un representante de la iglesia: “Que apareciera alguien representando a la iglesia era como si Dios te estuviera dando una mano, pero era un diablo”

En su declaración Miralles se ocupó de señalar el papel del gobernador Ibérico Saint Jean en el genocidio, a partir de sus frustradas aspiraciones presidenciales, así como el de otros hombres prominentes de la política, tal como Roberto Durrieu, para quien se creó el cargo de Fiscal Adjutor en la Fiscalía de Estado de la Provincia de Buenos Aires. Según el testigo “era una política de estado el genocidio que estaba ocurriendo en las calles de este país y de nuestra ciudad”.

Un hombre mayor y enfermo

El Dr. Ramón Miralles, a punto de cumplir 87 años, presentó un certificado médico para justificar su imposibilidad de concurrir al estrado. Aunque la defensa del sacerdote represor pidió que no se incorporara su testimonio por lectura, este tribunal denegó el petitorio, en cumplimiento del artículo 391, inciso 3º, del Código Procesal Penal Nacional. Su testimonio en juicios anteriores afirma la presencia de un sacerdote dentro de los centros clandestinos de “COTI Martínez” y “Puesto Vasco”.

Cabe destacar que la ausencia del anciano funcionario del ex gobernador Calabró se debe al pedido de sus hijos preocupados por su delicada salud. En efecto, el hombre atraviesa una delicada dolencia.

En beneficio de Dios y la patria

Carlos Miralles relató ante el tribunal que fue secuestrado mientras se encontraba en casa de su padre, junto a su esposa y su hermano Julio, y todos fueron trasladados primero a la Jefatura de Policía y luego al centro clandestino de detención COTI-Martínez.

El testigo confirmó que vio a Von Wernich en COTI Martínez y aseguró que fue quien les dijo “muchachos, tienen que colaborar para que no los torturen más; si así lo hacen, será en beneficio de Dios y de la Patria”. También señaló que fue torturado “en un elástico de cama con picana eléctrica. Y en diferentes partes de su cuerpo”.

Los hijos de Ramón Miralles indicaron que las detenciones de los integrantes de su familia se produjeron "a modo de rehenes" para forzar la presentación de su padre, aunque luego de quedar detenido mantuvieron cautivos a dos de sus hijos y a su nuera. Y aportaron datos de sus torturadores identificados como “Trimarco” (Eros Tarela), “Saracho” (Milton Pretti), y un represor apodado “el león blanco” (Maire).

Por ultimo, el juez Carlos Rozansky pidió que no le realizaran demasiadas preguntas a la testigo Luisa Guillar Riat de Miralles, ya que “se encuentra en un estado de vulnerabilidad”. Riat declaró que nunca vio la presencia de un cura, pero de todos modos sabía que un sacerdote visitaba el centro de COTI Martínez.

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