Militantes sociales y de derechos humanos y alumnos secundarios recordaron ayer los 31 años de la Noche de los Lápices. Y los 30 de los secuestros en Olavarría. No estuvo ausente la desaparición de Jorge Julio López.

En una tarde gélida y ventosa un grupo de jóvenes y militantes de derechos humanos se convocaron en la plaza central para recordar uno de los hechos más trágicos de la historia reciente: la Noche de los Lápices. La fecha es especialmente amarga porque coincide con el secuestro masivo de militantes en Olavarría, que se produjo el 16 de septiembre de 1977 y del que se cumplieron ayer 30 años. Muchos de ellos permanecen desaparecidos. Otros sufrieron cárcel y tortura durante años.

La APDH, la Comisión por la Memoria, Ex Detenidos Desaparecidos de Olavarría, Familiares de Desaparecidos, CTA, Suteba, Comunidad Mapuche Urbana "Pillan Manke", Juventud Olavarriense Convocada, Centros de Estudiantes Terciarios y Secundarios fueron las entidades convocantes. La presencia no fue masiva ni mucho menos, como suele suceder en estos casos. Pero la plaza se vio inundada de memoria. Y eso es particularmente importante.

Alumnos del Polimodal Universitario, como Diego de la Vega y Ailín Roldán, tuvieron un protagonismo importante en la lucha estudiantil de abril por el boleto para Polimodal en Olavarría. Cuando se concedió el servicio de transporte a una nueva empresa, ese beneficio había desaparecido y el oficialismo no aceptaba volver a ponerlo en marcha. Fueron los chicos los que presionaron, incluso en la barra del Concejo Deliberante, hasta que el Municipio tuvo que virar su postura. Por eso para ellos la fecha de ayer era especialmente significativa: "por lo mismo a esos pibes los mataron", decía Ignacio, alumno del ex Nacional. Sofía Dueñas, también de Nacional, dijo que la tarde en la plaza tenía como objetivo "recobrar la valentía de aquellos jóvenes". Sofía, además, tiene historia: es nieta de Alcides Díaz, el más célebre militante comunista de la ciudad.

La desaparición de Jorge Julio López, después de brindar un testimonio definitorio contra el ex represor Miguel Etchecolatz, fue otro de los ejes de la tarde. Mañana se cumple un año de un desaparecido de la democracia a quien no se supo cuidar como testigo y a quien, inexplicablemente, no se ha podido encontrar.

La murga "Arrebatando lágrimas" le puso color y música a un clima particularmente agresivo. En el ala Vicente López de la plaza se había instalado un grupo de militantes de la Juventud Radical con sus banderas, que no se habían enterado de que se hacía un acto y terminaron plegándose, previa bajada de las banderas partidarias.

Se repartieron volantes y lápices negros a todos los participantes, se recordó tanto a los chicos platenses que fueron víctimas de la más tremenda de las arbitrariedades y de una crueldad sin límite, como a los jóvenes que en Olavarría fueron secuestrados en masa aquella madrugada. Varios de ellos estaban ayer en la plaza, con treinta años más. De otros, había sólo familiares. Se leyó, en una de las intervenciones, parte del testimonio de Carlos Gensón.

Luego de la lectura de la adhesión a los actos de Olavarría de la subsecretaria de Derechos Humanos de la Provincia, Sara Derotier de Cobacho, Sofía Dueñas, Ignacio de Marco y Casandra Muñoz del Campo leyeron algunos conceptos desde la militancia secundaria y sus 17 años: "esos grandes chicos no tuvieron miedo de pararse frente a este gobierno militar y decir estos son nuestros derechos y los tienen que cumplir". Y citaron especialmente el logro del boleto Polimodal en abril. "Un joven que no habla si no es por medio de un celular, que no piensa, que no se expresa, es un joven que no se queja, que no reclama, que no se rebela", aseguraron.

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