Todo ocurrió el jueves pasado. Ariel Rodríguez, referente de la juventud de CTA, murguero y maestro, fue llevado a la Comisaría Primera esposado y en un móvil al intervenir durante la detención de un chico. Reclamó -dijo- "respetar las normas constitucionales". En esta semana se prepara una fuerte respuesta institucional de diferentes organizaciones sociales y humanitarias.

FUENTE: http://www.elpopular.com.ar

Parecería que se traspasó todo límite. Así lo plantearon referentes de distintas organizaciones sociales y humanitarias en diálogo con EL POPULAR. "Es un mensaje fuerte para la sociedad todo lo que pasó con Ariel", resumió Mirta Millán, presidenta de la APDH (Asamblea Permanente por los Derechos Humanos). Es que el jueves pasado, poco después de las 17, Ariel Rodríguez, referente de la juventud de CTA (Central de Trabajadores Argentinos), una de las caras visibles de la Murga Arrebatando Lágrimas, maestro de la Escuela Nº 65 y del Centro de Formación Profesional de la CTA, fue esposado por dos policías de la Comisaría Primera y -según denunció- "me amenazaron, me insultaron y me golpearon".

Todo se inició cuando salió de la Escuela Nº 65 y fue a su casa a cambiarse velozmente para entrar al CFP de la CTA. "Me frenó (José) Stuppia con la camioneta y me pidió que parara porque la policía venía corriendo a unos pibes. Cuando llegué, me bajé y vi que habían aprehendido a un pibe por una bici. A la mujer policía que estaba ahí se le había caído el celular y me pidió que se lo alcanzara. Ella tenía al pibe en el suelo y lo trataba de `pendejo`, decía `a estos hay que hacerlos mierda`. Yo le dije que éramos agentes del Estado. Ella como policía y yo como maestro y que hay otras formas de trabajar. En eso llega el compañero de ella y me dice `quién sos para meterte`, `defendés a los malandras`. Entonces me agarran de los brazos, de los pelos, empezamos a forcejear, me dan la cabeza contra el móvil, me zafo, me vuelven a manotear. Yo les decía `soy maestro`, `no estoy en contra de ustedes, estoy en contra de la forma en que detienen. Hay que respetar las normas constitucionales. Yo pertenezco a la APDH", relató Rodríguez.

A partir de ese momento es que -siguió en su relato- "me empiezan a decir `así que vos sos de los derechos humanos. Te los vamos a meter en el culo a los derechos humanos`. Estaban fuera de sí. Parecían sacados. Los dos por igual. Me retuercen de tal manera los brazos que empiezo a gritar por el dolor en el brazo izquierdo. Parecía que se me salía. Yo les dije que dejaran de pegarme que me metía solo en el móvil. Ahí es como que se olvidaron del chico y el problema había pasado a ser yo. Además de esposarme, me golpean contra todos lados. Tanto el que manejaba como ella golpeaban ese vidrio o plástico que divide y me seguían gritando y amenazando. En la Primera me bajan mal. A los palos, empujones. Haciéndome pedazos los brazos, me meten adentro de la comisaría. Me sientan en el pasillo. `Quiero que venga Ortúzar`, les dije. Y me dan a entender que estoy detenido por defender a los chorros. De ahí me llevan para el hospital y yo no entendía entonces me resisto a ir. Me agarran entre dos o tres me llevan a la fuerza. Me llevaban en el aire y se acerca uno, rubiecito, gordito, y dice `a vos te veo en mi cuadrícula y te mato`. Y otro le dice `pará que ese no es el chorro, es el docente`. Ya cuando llegamos al Hospital estaba descompuesto. Les pedí que me aflojaran las esposas y me las ajustaron más. Tenía las muñecas hinchadas".

Toda la historia se extendió hasta alrededor de las 20.45. "Me quisieron hacer firmar un acta y me negué. Ahí decía que yo había interrumpido el procedimiento. Para esa altura estaba en la comisaría mi familia, compañeros del Sindicato, de la APDH, mi novia y se notaba que había nerviosismo. Y vino alguien que dijo `por orden mía saquen las esposas a este chico`. Ya al pibe que habían detenido en el operativo se lo habían entregado hacía rato a la mamá".

Ariel Rodríguez definió que "así como me la juego no voy a decirte que no siento miedo. Y el tema es que no es que sea yo sino que están haciendo este tipo de cosas constantemente".

Respuesta institucional

Carmelo Vinci, titular de la Comisión por la Memoria, dijo que "a Ariel lo verduguearon mucho con su pertenencia a organizaciones de derechos humanos. Primero había entrado Rosana (Cassataro) a la Comisaría y le dijeron que Ariel no estaba ahí. Cuando llegué yo, reconocieron que lo habían llevado al Hospital. El problema es que como se sienten tan apretados por todos lados, somos de algún modo los que les ponemos palos en la rueda. Siempre vamos a estar en la mira. Y lo preocupante es la serie de cosas que le dijeron a Ariel. Que actúen como deben actuar. Acá nadie justificó ningún robo. Pero que traten a los chicos como corresponde".

Desde la APDH, Mirta Millán dijo que "más allá de lo que le pasó a Ariel acá hay un problema muy grave que veníamos denunciando hace rato es el abuso policial en relación con menores de edad. El caso de Ariel resume muchas otras cuestiones que fueron pasando. El delito es delito y tiene que encargarse la justicia de eso pero lo que nos alarma es la violencia que se ejerce cuando se detiene a alguien. Nos pareció tremendo además que esto ocurriera cuando él estaba con el guardapolvos blanco que es un símbolo y no les importó. Nos queda bien en claro lo que pasó con (Carlos) Fuentealba cuando reclamó. Hay un protocolo con el que debe actuar la policía y lo tienen que respetar. Hay cuestiones que venimos denunciando ante los fiscales, ante el fiscal general pero esto marcó un punto de inflexión del que ya no se puede volver atrás. Y van a tener que asumir las consecuencias. Ariel está en la murga, trabaja como docente, está en la APDH y tiene un importante nivel de representatividad. Esto que hicieron es un fuerte mensaje para la sociedad. Ellos tendrán que hacerse cargo del mismo modo en que nosotros tenemos que reaccionar institucionalmente. Y apelamos a que intervenga la justicia como tiene que intervenir. Somos un conjunto de organizaciones preocupadas por todo esto".

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