De este modo, los sectores económicamente pudientes y la derecha intenta desviar el eje para no discutir la distribución de la riqueza, camino central para mejorar las condiciones de vida digna de los 14 millones de argentinos que están por debajo de la línea de pobreza.
Por todo esto, desde la juventud de la CTA planteamos que los jóvenes no somos peligrosos, estamos en peligro. Somos las víctimas de un modelo social injusto que hay que transformar destinando más recursos para erradicar el hambre con una asignación universal por hijo hasta 18 años, recursos para poner en práctica la ley 13.298 de promoción y protección integral de los derechos del niño, recursos para hacer efectivo el derecho social a la educación que consagra la nueva ley, recursos para que la salida de la crisis sea generando un modelo productivo que recupere fuentes de trabajo dignas para todas las familias.