Dana tiene una planta en Grand Bourg, en la que se realiza la fundición y mecanización de autopartes, línea pesada. Puntulmente, allí trabajan 653 personas (de acuerdo a la página de Internet de la empresa) que producen ejes para camiones. Pero el sábado pasado, 60 de esos trabajadores fueron despedidos. Entre ellos se encuentran trabajadores de planta y otros que estaban contratados con la metodología de tercerización. El rasgo en común de todos ellos: eran miembros del cuerpo de delegados y dos de ellos formaban parte de la Junta Interna. El momento del despido no fue azaroso, ya que se realizaron cuando los compañeros estaban finalizando sus vacaciones.
La actividad gremial de estos trabajadores viene desde hace 6 años, y en todo este período la empresa nunca pudo echar a ningún trabajador. Cuando lo intentó, las medidas fueron revocadas por fallos del Ministerio de Trabajo o por la acción directa de los propios trabajadores.
En el marco de esta actividad gremial, el final del año 2007 los encontró peleando por mejorar las condiciones de trabajo y el ambiente laboral en el área de la fundición, ya que allí se utilizan sustancias cancerígenas.
Al recibir los telegramas de despidos, se realizó una asamblea en la entrada de la planta en la cual se decidió declarar el estado de asamblea permanente hasta la reincorporación de todos los trabajadores, pese al dispositivo policial montado que contaba con más de 200 efectivos.
