(Por Carlos Saglul). El presidente de la Federación Sindical de Profesionales de la Salud de la República Argentina (FESPROSA), Jorge Yabkowski, denunció que como la Sociedad de Anestesistas maneja los cupos para la formación de profesionales, de manera que siendo cada vez menos su trabajo se cotice cada vez más, la salud pública ha quedado, una vez más, prisionera de las leyes del mercado transformándose en un derecho de pocos y ricos.


DesplegarYabkowski, dirigente de la Mesa Nacional de la CTA junto a Hugo Amor, presidente de la Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia de Buenos Aires (CICOP-CTA), declaró en la causa abierta en la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia contra la Asociación de Anestesía, Radiología, Analgesia y Reanimación.

Poco después, dialogó con ACTA. He aquí parte de lo conversado con el titular de la FESPROSA:

¿Cómo se materializa la práctica monopólica que ustedes denuncian?

Hoy denunciamos en esta causa lo que venimos diciendo hace dos años. Desde que el Estado le entregó a los privados la formación de los anestesistas comenzó el monopolio. Se forman cada vez menos profesionales de manera que el servicio se vaya encareciendo. Muchos de los profesionales que trabajan en los hospitales públicos pasan a ser parte de empresas terciarizadas a las que el estado no tiene más remedio de contratar.

¿Cuánto cuesta el servicio a los hospitales públicos?

Sólo la provincia de Buenos Aires paga 22 millones de dólares anuales. Se gastan alrededor de cien millones anuales en todo el país. No obstante, hay escasez y gente que se muere por falta de anestesistas. Lo peor son las guardias. Las listas de espera se agrandan, la gente se angustia, no hay derecho.

¿Esta situación está relacionada con la aparición de anestesistas falsos?

En la medida que el recurso escasea, los controles se van flexibilizando. Pasa en todas las áreas.

¿Cuál es la solución?

Hay que dar intervención a las autoridades sanitarias de todo el país y al Parlamento donde ya hay un proyecto. Necesitamos que la formación de anestesistas vuelva a ser regulada por el Estado. Si es necesario hay que traer anestesistas extranjeros.

También es factible hacer como en Neuquén, declarar la emergencia y obligar a que nadie pueda desempeñarse en el sector privado si no presta servicios en el sector público. La salud de la gente no puede ser una mercancía que solo está al alcance de los que más tienen.

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