Entre los principales hallazgos del informe se encuentra la dinámica cíclica de “deuda-deuda” que asumió la deuda provincial desde 2016: el Estado Provincial toma deuda valuada en moneda extranjera de corto y mediano plazo que muy pronto debe repagarse, además de hacer frente a sus intereses, pero a un tipo de cambio más devaluado -es decir necesita más pesos-, para lo cual se vuelve a endeudar. Se genera así un proceso cíclico que se va acrecentando muy rápidamente y, en un contexto de recesión económica, presiona sobre los ingresos y gastos públicos, hasta que se vuelve insustentable.

Entre los principales hallazgos del informe se encuentra la dinámica cíclica de “deuda-deuda” que asumió la deuda provincial desde 2016: el Estado Provincial toma deuda valuada en moneda extranjera de corto y mediano plazo que muy pronto debe repagarse, además de hacer frente a sus intereses, pero a un tipo de cambio más devaluado -es decir necesita más pesos-, para lo cual se vuelve a endeudar. Se genera así un proceso cíclico que se va acrecentando muy rápidamente y, en un contexto de recesión económica, presiona sobre los ingresos y gastos públicos, hasta que se vuelve insustentable.

El crecimiento exponencial de la deuda provincial, junto con las modificaciones en la moneda y plazos, se dio en un contexto de deterioro económico bonaerense, por lo que los indicadores de solvencia de la deuda provincial empeoraron notablemente.

Uno de los argumentos esgrimidos por el Gobierno Provincial para tomar deuda ha sido la necesidad de inversión pública e infraestructura en la Provincia de Buenos Aires. Sin embargo, el informe muestra que el proceso de endeudamiento llevado adelante desde 2016 ha drenado recursos al exterior generando mayores tensiones en el rígido esquema presupuestario provincial.

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