Hasta hace poco tiempo y aún sigue sucediendo, la violencia por razones de género era silenciada y ocultada sistemáticamente como una suerte de “tabú”. Un tabú fundamentado a veces en la autoculpabilización, otras veces en la resignación y, casi siempre, en la vergüenza.

De la mano de los feminismos y del trabajo incansable del movimiento de mujeres y LGBT+, comenzaron a “contarse” los dolores y padecimientos y se fue comprendiendo que habría algo más que la responsabilidad personal o “mala suerte”. Poniendo en foco a esa dimensión logramos colocarla en el plano social y estructural que la determina y así hacemos visible que el anclaje se hunde en la histórica discriminación hacia "lo femenino" o mejor dicho "lo no masculino" reproduciendo la inequidad y la desigualdad. Bajo el amparo de diferencias biológicas se construyó esa desigualdad política, social y económica en la que los varones ocupan espacios de privilegios en las tomas de decisiones significativas para las vidas, relegando a las mujeres, por ejemplo al ámbito de lo doméstico, el trabajo de los cuidado y lo afectivo, expulsando de los ámbitos laborales, educativos y de salud al colectivo LGBT+

La etapa geopolítica y social de Nuestra América pone en escena el protagonismo de la lucha política y la resistencia social de las mujeres. Como trabajadoras sindicalizadas, con conciencia social y de clase, disputamos en diversos espacios los derechos que nos fueron negados históricamente, y vivimos los enormes cambios sociales construidos y consolidados que cobraron mayor fuerza a partir del año 2003 y el cambio de época, aunque resistimos a lo que aún convive en imaginarios, discursos y prácticas tradicionales machistas.

Durante la embestida del gobierno neoliberal nacional y provincial (2015-2019) luchamos por la defensa del trabajo, la salud y la educación y los derechos conquistados. Una provincia devastada, atravesada por la pandemia, que no escatima en decisiones políticas para reconstruir lo perdido con el ajuste, recomponer el lugar del Estado en tanto responsable del cuidado, la protección y la promoción de derechos para toda la población asume el compromiso con la creación del Ministerio de las Mujeres, Políticas de Genero y Diversidad Sexual y dar respuesta a la demanda histórica comprometiendo a las trabajadoras organizadas en la CTA Pcia de Buenos Aires a redoblar la unidad, el debate y la construcción colectiva

En la actualidad tenemos herramientas para comprender y "enredar" salidas de situaciones violentas. Por ejemplo, la Ley 26.485, que define de manera muy exhaustiva los tipos y las modalidades que puede adoptar la violencia, la ley ESI, el protocolo ILE, la ley Micaela entra otras, ratificadas en la pcia de Buenos Aires.

Desde la CTA impulsamos la incorporación de la licencia especial por violencia de género, con goce íntegro de haberes. Consideramos que es una herramienta indispensable
para la protección de las trabajadoras, su entorno familiar y el resguardo de su fuente laboral,
visibilizando esta problemática en el ámbito laboral y social y el reconocimiento a maternar y paternar desde la diversidad de las conformaciones familiares, promovemos el debate y la elaboración de protocolos de prevención y accion ante la violencia por razones de género dentro de las organizaciones que la integran.
Celebramos la ratificación del Convenio 190 de la OIT, con el objetivo de erradicar la violencia en los espacios laborales, garantizar medidas preventivas y de protección para asegurar entornos de trabajo seguros, sanos, dignificados y respetuosos Por eso ratificamos nuestro compromiso en la construcción de espacios laborales y de militancia libres de violencias.

Nota relacionada "En el tiempo de la mariposa" —> https://bit.ly/EnElTiempoDeLasMariposas