Las mujeres privadas de su libertad en la Unidad Penal N° 50 de Batán decidieron no recibir visitas durante dos semanas, se pusieron en cuarentena por decisión grupal. Dejaron constancia actuaria de que no recibirán visitas para evitar riesgo de contagio y colaborar en la prevención de la pandemia. Ofrecieron confeccionar barbijos y otros insumos en los talleres de costura del penal.

La visita semanal es un hecho central en la cotidianeidad carcelaria. Es un momento muy esperado en el contexto de encierro. Significa reencuentro con los afectos,recibir alimentos, ropa que generalmente llega a través de otras mujeres, las madres o hermanas de las detenidas, que a su vez asumen el cuidado familiar.

Mientras hay quienes especulan con los precios, vacían las góndolas de papel higiénico y prepara una “escapada turística” y algunos medios masivos de comunicación colocan la nota en la solapa de policiales ellas dan un ejemplo de solidaridad y cuidado hacia sí mismas y su familias.