La CTA de los Trabajadores en el marco de una actividad internacional impulsada por la CSI, en Defensa del Derecho a Huelga, llevó a cabo en el Teatro La Máscara una jornada que contó con la presencia del ministro de Trabajo de la Nación, Dr. Carlos Tomada; J. Rosales, Relaciones Internacionales del Ministerio nacional; el Dr. Héctor Omar García, director del Departamento Jurídico de la Central; Roberto Baradel, Secretario de Relaciones Internacionales de la CTA nacional y Secretario General de la CTA Pcia. de Bs. As. y Hugo Yasky, Secretario General de la Central.

A continuación las palabras del compañero Hugo Yasky.

Hugo Yasky

En primer lugar creo que nosotros tenemos que hacer un esfuerzo, porque en nuestro país, hablar de que hoy estamos debatiendo en la OIT la posibilidad de seguir teniendo reconocimiento del derecho de huelga, realmente nos exige un esfuerzo.
Uno vive en un contexto en el cual la huelga, la libertad sindical, la libertad de organización, de asociación, hoy constituyen derechos palpables que están a mano de cualquier trabajador o trabajadora.

Recién podríamos acercarnos un poco a qué significa esta embestida, si nos pusiéramos en la situación en que alguna vez estuvimos; porque estuvimos en situación de negación absoluta de esos derechos, en la época de la dictadura, y hoy hay cierto hilo conductor entre la dictadura, tal cual nosotros la conocíamos, en su expresión a través de golpes de estado cívico militares, y esta otra suerte de dictadura que se intenta imponer y que tiene que ver con la preeminencia absoluta del interés económico por sobre otros actores y por sobre otros intereses que existen en las sociedades modernas.

Es decir, la embestida, que incluso nos tomó de sorpresa a los trabajadores en la OIT hace dos años, porque nadie se imaginaba el derecho de huelga, todos dábamos por sentado que si había un convenio de libertad sindical, había derechos de huelga, sin embargo hace dos años los empresarios pegaron una patada en la mesa y plantearon que en ningún lugar estaba escrito que existía el derecho de huelga. Que existían otros derechos, pero que no se desprendía ni había ninguna relación a partir de la cual se podía inferir que el derecho de huelga formaba parte de la base jurídica de la OIT, y por lo tanto del entramado internacional que definen las relaciones de ese ámbito tripartito: gobierno, empresarios y trabajadores.

Y a partir de esa embestida de los grupos empresarios, que solamente se explica si vemos lo que está pasando hoy en Europa. En esa reunión en la que hace muy poquito estuve, en un lugar que pensé nunca iba a estar en mi vida, porque la reunión se hizo en el edificio del Banco Mundial y de las corporaciones financieras internacionales. En ese ámbito la posición del FMI y del BM, en relación con las posturas de lo que se denomina la troika, comandada por los alemanes, hoy es progresista.

Hoy el FMI y el BM admiten, por ejemplo, que algunas de las políticas que se les están exigiendo a los griegos, podrían tener resultados contraproducentes. Esta posición que admiten esos organismos internacionales que para nosotros siempre fueron el sinónimo de la mano de hierro del poder económico internacional, imperialista, habla a las claras de la irrupción de una realidad que para nosotros hasta hace poco tiempo era difícil de imaginar.

Es decir, la existencia de una correlación de fuerzas en la que el poder concentrado del capital financiero, representado por las políticas de gobierno y fundamentalmente por el Banco Central de Alemania, que es el que lleva el timón de las políticas de ajuste, niega directamente que gobiernos elegidos por el pueblo, puedan llevar adelante políticas que tengan que ver con cumplir ese mandato. Es decir, si esto no se parece a una dictadura, evidentemente es que no estamos mirando la realidad con los dos ojos. Estamos en esa situación. Los empresarios que embaten contra el derecho de huelga como aquí se señalaba, son los de Alemania, los del Reino Unido, los de Estados Unidos, pero también es cierto, que muchos gobiernos del Asia, incluido el gobierno de China, acompañan esa posición porque en sus países el derecho de huelga tampoco existe. De manera tal que este es el nudo gordiano que explica que los empresarios hayan podido llegar a este punto. Acá en Argentina, ni siquiera se hubiera podido empezar a discutir un tema como éste y quizás en otros países del mundo tampoco.

Dicho esto, es muy importante, que la CSI haya decidido dar esta batalla. No es un tema menor. Había dentro del movimiento sindical, sectores que aconsejaban mirar para el costado, dejar que el agua fluyera, que de todas formas el principio de libertad sindical y las leyes nacionales, podían actuar como una red, pero que no convenía insistir en este punto. Que era más inteligente tratar de eludir las circunstancias y esperar mejores momentos para retomar la discusión a futuro. No fue la posición de la mayoría, y no fue la posición que impulsó la CSI, y esto hay que rescatarlo como un hecho muy positivo.

Porque evidentemente hace a la esencia del movimiento sindical y a la esencia de la democracia, que principios como el derecho de huelga no puedan ser siquiera puestos en discusión. Que no puedan ser materia litigiable. Porque un poco la idea era esa. Bueno, en cada uno de nuestros países en un litigio se puede ganar ese derecho y es muy importante subrayar, que la propia presidenta de la CSI timoneó en las reuniones de la OIT una posición de principios irreductible en defensa de este derecho y eso hizo que rápidamente todo el movimiento sindical se encolumnara a través de esas posiciones y esto hace que hoy estemos dando la disputa para en caso de no prosperar las reuniones previas antes de la asamblea de la OIT, concurrir a la Corte de La Haya para plantear ahí, como parte de ese tripartismo, la denuncia de este posicionamiento de estos empresarios, que vaciaría absolutamente de contenido la propia existencia de la OIT. Si no se reconociera este derecho, la OIT no tendría razón de ser, perdería absolutamente sustento.

Dicho esto, creo que hay que rescatar también el hecho de que el gobierno argentino, a través de su ministro de Trabajo, y otros compañeros, como Julio Rosales, hayan resuelto ser parte de esta reunión. Porque no es la posición de muchos gobiernos, inclusive de gobiernos más cercanos a nosotros. Hay la idea que este es un tema. No lo convirtamos en foco de conflicto. Tratemos de no pelearnos por este tema. Y yo creo que esa posición contemporizadora, en el fondo encubre una decisión de no tomar el toro por las astas en una cuestión que es clave y que hace a la misma esencia de la democracia. Porque creo que el neoliberalismo, el gran desafío que nos está planteando a los trabajadores, a los sectores populares, es justamente el de construir los anticuerpos, las correlaciones de fuerzas, la disputa, que permitan poner una barrera a este intento de arrasar de los sectores de poder económico concentrado y sobre todo de este nuevo monstruo que se generó a partir de la financialización del capital en todo el mundo y de las reglas del juego que están tratando de imponer.
En esta reunión se hablaba de los gobiernos populistas y me llamó la atención también escuchar a dirigentes sindicales hablar de la amenaza del populismo. Hay una mirada peyorativa hacia lo que significan las políticas de los gobiernos populares y democráticos y hay sectores que se autodenominan de izquierda, que hacen sino una condena, por lo menos una alusión peyorativa, despectiva, como si en realidad estas experiencias de gobierno transformadoras, fueran parte de una suerte de distorsión, una especie de anomalía de lo que tiene que ser una mala experiencia del movimiento popular. Creo que ahí se dio un debate interesante.

Grecia ni decirlo, está en el centro de esa discusión, porque los compañeros de ese pueblo, en el que un porcentaje importante votó elegir un camino de soberanía, de independencia, y de intento de terminar con las políticas de ajuste, en este momento está siendo puesto en una especie de picadora de carne. Sujetos a una terrible presión. Imagínense, todo lo que nosotros estamos viviendo en términos de denostación de las políticas de tipo popular, distributivas, todo lo que se dice, en un tono casi de condena respecto del sostenimiento de esta decisión de no encolumnarse detrás del FMI, de establecer relaciones oblicuas que no vayan directamente en el sentido que fueron siempre en relaciones carnales con los Estados Unidos. Todo esto que nosotros sufrimos. Y empleo la palabra sufrimos, porque es como una lluvia ácida que cae permanentemente sobre nuestras cabezas, incluso logrando a veces que compañeros trabajadores, terminen sino ganados, por lo menos puestos en una especie de situación de oscilación, de duda, dudan que estas políticas en definitiva, a la larga no signifiquen volver a caer otra vez en el abismo.
Esto que nosotros vivimos, imagínenselo multiplicado por mil en la piel, en la cabeza, en este momento, por ejemplo de los ciudadanos griegos. Porque tienen el corazón de ese monstruo a kilómetros de su frontera. Porque no tienen la posibilidad como la que tenemos nosotros, de referenciarnos en gobiernos que tienen también políticas nacionales, populares, democráticas, y porque lamentablemente, salvo algunos sectores muy reducidos, de esta nueva izquierda que surge en Europa, como es por ejemplo el caso de Podemos en España, el resto de las expresiones políticas, incluidas las izquierdas tradicionales, las que están permitidas por el sistema, miran de soslayo la situación de los griegos.

Nosotros planteamos en esa reunión, porque estábamos a dos días de la reunión que tenía Merkel con Tsipras, que dicho sea de paso estuvo en la CTA hace menos de dos años, en diciembre de 2012, y entonces planteamos en la reunión previa, en la cual estaban solamente los secretarios generales de las centrales, y luego de planteado el tema de Grecia, por compañeros de una de las centrales, después que informan y dan cuenta cómo están siendo emplazados, propuse que el movimiento sindical ahí reunido, sacara una resolución dirigida a la troika europea respaldando a los compañeros de Grecia. Y les quiero decir, los compañeros de Grecia, de esa Central, son los que hablan de que “a pesar del carácter populista del gobierno que el pueblo eligió, no podemos aceptar las imposiciones de Alemania, de Angela Merkel, y el resto”.
Creo que para nosotros es muy importante dar esta batalla. No tenemos que subestimar ninguna batalla que signifique sostener los avances democráticos.
La propia realidad que estamos viviendo en nuestro país nos tiene que poner en alerta sobre eso. Ninguno de los avances democráticos que hemos logrado, ninguno de los avances que logramos en ampliación de derechos, ninguna de las conquistas podemos cometer el error de darlas por sentado, como beneficio de inventario. Tenemos que tener conciencia que debemos que luchar para que la democracia, en términos jurídicos, sociales, derechos humanos, siga estando vigente.

Por eso es tan importante la presencia de los compañeros, de las autoridades del Ministerio de Trabajo, de Rosales, hayan ratificado este rumbo. Y creo que tenemos que plantearnos la necesidad de seguir profundizando la organización y la unidad del campo popular.

El campo popular tiene que estar unido. Si estuviese fuertemente unido, tendríamos otra fortaleza frente a este ataque brutal que está viviendo no solamente el gobierno de Cristina Kirchner, sino la democracia en la Argentina.

Creo que evidentemente necesitamos seguir pensando los caminos para que esa unidad se pueda recomponer. Hay que seguir pensando los caminos para que muchos que hoy van a estar en esta marcha a la tarde, puedan ser recuperados al espacio del campo popular.

Yo vengo de un hogar en el que mi vieja y mi viejo, fueron en el año 1955 a la Plaza de Mayo a agitar los pañuelitos, recibiendo alborozados, supuestamente, la libertad. Mi viejo y mi vieja, que eran dos tipos de clase media, socialistas, hoy les diríamos progresistas, después que en esa Plaza de Mayo se produjeron las atrocidades de eso que se llamó la “Libertadora”.

Lamentablemente el hombre es el único animal que puede tropezar dos veces con la misma piedra, mi viejo y mi vieja, después se arrepintieron, como muchos en este país, pero lamentablemente, hay muchos hijos de esa clase media, que muy fácilmente son llevados atrás de las políticas de los sectores dominantes, que si no fuese por esa capacidad que tienen de subyugar a estos sectores, no tendrían la posibilidad de sostener su dominio, porque carecerían absolutamente de sustento.
Ése es el papel que juegan los grandes medios de comunicación; ése es el papel que juegan las usinas que permanentemente están generando el discurso que descalifica los avances del campo popular; ése es el papel que juegan los propaladores de ideas, las fundaciones, que muchas veces bajo un ropaje absolutamente inocente, se convierten en instrumentos del poder dominante, que es el poder de los grupos concentrados de la economía, pero que tienen tentáculos, y la capacidad de hacer como seguramente lo van a lograr hoy, que muchos salgan a la calle a escupir contra el viento. Porque lamentablemente, si sólo salieran a la calle los que tienen los trapos sucios ante la Justicia; los que tienen que dar cuenta por sus omisiones o complicidades, por la causa de la Amia; si sólo salieran a la calle los que tienen que seguir defendiendo sus intereses poderosos de la economía; si sólo salieran a la calle los que necesitan que la ley de medios no se aplique, cabrían todos esos tipos en una manzana de la ciudad de Buenos Aires.

Entonces creo que nosotros, de alguna manera tenemos que hacernos cargo de que la única forma de enfrentar eso con posibilidad de éxito, es recomponiendo ese campo popular, que hoy está de alguna manera astillado, en disputa, porque la única forma de que un proyecto como éste, que recuperó soberanía, derechos humanos, el papel del movimiento sindical, la democracia, pueda ser derrotado en las urnas, es porque evidentemente estamos sufriendo una derrota política a manos de los que cuando lleguen al poder, lo primero que van a hacer es olvidarse de todas sus banderas democráticas y aplicar la mano de hierro como la aplicaron siempre.
Son reflexiones que seguramente nos van a acompañar en los próximos días. Soy optimista. Creo que esta página se va a dar vuelta y vamos a recuperar la capacidad de iniciativa, y la capacidad de volver a derrotar, a éstos que representan en última instancia la herencia de la dictadura cívico militar.
Gracias y vamos a seguir con mucha fuerza.

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